EL PAíS • SUBNOTA › EL ROL DE DIEGO LAGOMARSINO
› Por Raúl Kollmann
El técnico informático Diego Lagomarsino casi seguro declarará mañana, aunque todavía no está claro cuál será la imputación. Por ahora, la cesión del arma a una persona que no era legítima usuaria. Pero la fiscal está averiguando qué hacía Lagomarsino en la Unidad AMIA, con un sueldo de 41 mil pesos y concurriendo poco y nada a la fiscalía. Por los pasos que está dando, Viviana Fein está investigando si, en paralelo a la fiscalía, se estaban haciendo trabajos de Inteligencia –pinchaduras de mails y actividades semejantes–, en los que no sólo actuaría Lagomarsino. Eso no indica que tuvieran relación con la muerte del fiscal, pero Fein debe averiguarlo y tiene un protagonista en el técnico informático.
Fein habló ayer de Lagomarsino y dijo que está a derecho. Efectivamente, el informático la llamó de inmediato cuando se hizo público que lo estaban buscando. La jueza Palmaghini ordenó que lo custodiaran, para tener mayores seguridades.
Uno de los datos más sorpresivos tiene que ver con el contrato que tenía Lagomarsino. En Comodoro Py hay una causa judicial donde se imputa a la procuración por tener como asesor a un eminente jurista, reconocido internacionalmente, con un contrato de 25 mil pesos. Pero es llamativo que Nisman tuviera trabajando a un joven, con secundario completo, por una cifra cercana al doble. El contrato impactó en la mayoría de los fiscales que, ni de cerca, tienen personal contratado por un monto semejante. “Ese contrato no es lo que dice ser”, afirman otros integrantes del Ministerio Público.
Lagomarsino, a través de una jueza, le hizo llegar a Página/12 una desmentida: “No soy agente de Inteligencia, no conozco a Jaime Stiuso”, mandó a decir. Sucede que a primera vista, Lagomarsino hacía algún trabajo de Inteligencia para el fiscal. Y si se tiene en cuenta la estrecha relación de Nisman con Stiuso, parece improbable que no hubiera vínculo. Pero es algo que falta investigar.
En el mensaje que mandó a través de la jueza, Lagomarsino agregó que Nisman lo llamó el sábado, el día anterior a la muerte, para decirle que lo había llamado Stiuso para advertirle que desconfiara de su custodia y que le pusiera seguridad a sus hijas. Esta última frase no la declaró el lunes cuando concurrió a la fiscalía. Hay que ver si ahora Fein le pide una aclaración sobre esos supuestos dichos del ex jefe de Operaciones de la SIDE.
Al día de hoy, los hechos objetivos de la causa judicial indican que Nisman se disparó a sí mismo. La fiscal y la jueza tendrán que profundizar en ese hecho que hoy rige en el expediente. En estos días llegarán más elementos que tendrán que ver, en primer lugar, con la confirmación de las conclusiones del informe preliminar de la autopsia.
Pero es indudable que aun si Nisman se pegó un tiro, quedará por investigar si alguien lo presionó para que lo hiciera. El que le entregó el arma, Lagomarsino, juega un papel relevante: encaja con la escena “acá tenés la pistola, ya sabés lo que tenés que hacer”. Pero para sustentar algo semejante habrá que desentrañar la trama y los interrogantes que encierra el misterioso trabajo que hacía por 41 mil pesos mensuales.
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