Luego de que el ministro de Justicia, Julio Alak, anunciara la decisión de enviar al Senado el pliego de Roberto Carlés como candidato para reemplazar al juez Raúl Zaffaroni en la Corte Suprema, las voces de rechazo de un sector de la oposición no se hicieron esperar. Los 33 años del candidato propuesto por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se constituyeron rápidamente en el eje de las críticas. Senadores enfrentados al Gobierno consideraron un “agravio” la elección y la señalaron como un intento por “desviar la atención” de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Para aprobar el pliego, el kirchnerismo necesitará el aval de dos tercios de los senadores presentes al momento de votar, por lo que, además de sus aliados habituales, requerirá el respaldo de algunos miembros de la oposición.

Ya el año pasado miembros del Senado habían hecho pública su decisión de no tratar ninguna designación en la Corte Suprema antes del cambio de gestión. En noviembre, un grupo de treinta senadores y senadoras de distintas fuerzas opositoras firmaron una declaración conjunta comprometiéndose a “rechazar el tratamiento de cualquier solicitud de acuerdo para la designación de jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación hasta tanto finalice el próximo proceso electoral en virtud del cual se elegirá presidente/a de la Nación y se renovarán parcialmente ambas Cámaras del Congreso”. Consultada por Página/12 sobre la postulación de Carlés, la senadora del PRO Gabriela Michetti sostuvo esa posición: “Nosotros en el Senado ya decidimos no tratar ninguna modificación de la Corte Suprema hasta tanto no se haya elegido el nuevo gobierno nacional después de las elecciones que tendrán lugar este año”. Además, Michetti acusó al Gobierno de querer “distraer la atención de la gravedad del caso Nisman”.

Por su parte, el jefe del bloque radical en el Senado, Gerardo Morales, fue el primero en manifestarse sobre el anuncio de Alak: “Sin experiencia y con militancia activa en La Cámpora, Cristina Fernández de Kirchner ofende y agravia con la propuesta de Carlés para la Corte Suprema de Justicia”, lanzó minutos después de conocida la noticia.

Carlés tiene 33 años y si su pliego fuera aprobado se convertiría en el ministro de la Corte “más joven de la historia argentina, ya que Julio Oyanarte fue designado por el presidente Arturo Frondizi cuando tenía 37 años”, precisó Alak. La senadora nacional de la UCR Laura Montero se mostró incómoda con la juventud del candidato y consideró que “es descabellado poner a un chico que, por mayor mérito que haya hecho, no tiene prácticamente experiencia”. “Este es un cargo de por vida. Proponer a Roberto Carlés es una locura, otro avasallamiento más. Son contadas con los dedos de la mano las personas honradas que podrían ir a ese cargo de tan altísima responsabilidad institucional”, afirmó la senadora, a quien le gustaría que la mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci ocupara el lugar vacante luego de la renuncia de Zaffaroni. La Coalición Cívica no objetó rotundamente la propuesta. Fuentes cercanas a ese bloque en el Senado deslizaron que “estudiarán” los antecedentes de Carlés y aclararon que sólo lo votarán “si garantiza independencia del kirchnerismo y compromiso con la defensa de los derechos constitucionales”.

Para aprobar el pliego el kirchnerismo requiere el aval de dos tercios de los senadores presentes, por lo que necesariamente deberá buscar apoyo entre los miembros de la oposición, si es que los 72 legisladores se presentan el día en que se trate. La bancada kirchnerista tiene en el Senado 32 miembros. A esos senadores suelen sumarse los denominados “aliados tradicionales”: los santiagueños Gerardo Zamora y Ada Itúrrez de Cappellini; la peronista pampeana María Higonet; la liberal correntina Josefina Meabe; el radical disidente correntino José María Roldán; la santafesina Roxana Latorre y el santiagueño Gerardo Montenegro. Con todos ellos el kirchnerismo suma 39 votos y aún le faltarían otros nueve para erigir a Carlés como nuevo miembro de la Corte, si es que la Cámara sesiona completa. En este contexto, la mirada quedará depositada en los senadores del peronismo disidente, que no siempre toma una actitud orgánica.

Informe: Delfina Torres Cabreros.