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Las ideas de Kalki, webmaster y enemigo del “gobierno sionista”
› Por Raúl Kollmann
El líder del grupo neonazi Partido Nuevo Triunfo, Alejandro Biondini, se hace llamar führer o Kalki, que en la mitología hindú es la última reencarnación de dios, aquel que viene a poner fin a “la era oscura” y a imponer “la era de la rectitud en la ley moral”. O sea que Biondini asume el papel de un dios. El símbolo tradicional del grupo siempre fue la cruz esvástica, pero ante los reclamos de la Justicia terminaron por adoptar el Siete de San Cayetano. En la vida interna, el siete siempre fue un número mágico para los nazis: por razones místicas, Adolf Hitler tenía el carnet número siete del partido nazi alemán.
Pero la mística tiene otras connotaciones en el grupo comandado por Biondini. En la organización se enseña que Hitler, ya moribundo, señaló a la Argentina en un mapa y dijo: “De allí vendrá el nuevo líder”. Con argumentos como éstos, Biondini asienta su influencia en los aproximadamente cien militantes que tiene. En el programa oficial del PNT, entregado a la Justicia, todo está suavizado y enmascarado, pero lo esencial no está ahí sino en lo que dicen y firman sus dirigentes. Biondini, por ejemplo, sostiene que “el destino del nacionalsocialismo argentino es triunfar. Creo que el sionismo judío en la Argentina va a ser derrotado”. En un artículo firmado sostuvo que “Fernando de la Rúa es un títere, vestido de fiesta, del Gobierno de Ocupación Sionista (GOS) que succiona la sangre de nuestros trabajadores. Lo que hoy es necesario es Mano de Hierro, cirugía mayor y limpiar hasta el hueso los males estructurales, morales y políticos que nos aquejan”.
En sus orígenes, Biondini era el líder de Alerta Nacional, una corriente que actuaba dentro del justicialismo y apoyó la campaña electoral de Carlos Menem en 1988. Después, el führer constituyó su propio partido y fue sacando su publicación –Libertad de Opinión– de forma irregular, hasta concentrar finalmente su propaganda en un desarrollado sitio de Internet denominado también Ciudad Libertad de Opinión o Red Kalki, que relaciona a distintos sitios de ultraderecha y nazis.
El PNT ha mostrado más tecnología que militancia. Desde hace varios años la organización aparece poco y nada, sus actos no convocan a más de 50 personas y por eso llama la atención que súbitamente hayan presentado las fichas requeridas para la legalización. En general, Biondini lidera un grupo de desocupados que se dividen en escuadras, que tienen un oficial al mando y están integradas –cuándo no– por siete militantes. Como en cualquier organización nazi, las mujeres brillan por su ausencia. Según la tradicional literatura de la época de Hitler, el papel de la mujer es estar en el hogar y traer hijos al mundo.
La mayor parte del tiempo, los escasos militantes del PNT se dedican a reunirse en la única sede que tiene el partido, en una oficina de la Avenida de Mayo. Allí debaten sobre temas trascendentes. Por ejemplo, fustigan al tango por considerarlo una música llorona, los Pitufos son afines porque forman una comunidad racial, tienen un jefe, Papá Pitufo, y respetan el principio de autoridad. La Pitufina tiene claramente pelo rubio y el gran adversario es Gargamel, con rasgos de judío, nombre de judío, ropa de rabino y siempre persiguiendo el oro. Además, tiene un gato que se llama Asrael, también nombre judío. En cambio repudian a los Simpson, una serie a la que consideran bolchevique y psicoanalítica.
“Las cosas fundamentales que hacíamos eran mantener la disciplina, tratar de captar algún nuevo miembro, sobre todo en las escuelas secundarias, esperar algún ejercicio con armas porque adorábamos las armas, y polemizar sobre los homosexuales y los judíos. Todo el tiempo esperábamos el ataque de los judíos. Es que éramos nosotros contra el mundo. Y la única ambición consistía en ser parte del círculo máximo. Estar cerca de Kalki”, cuenta uno de los ex integrantes del PNT, ahora recordando aquellas épocas más con pena que con espanto.
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