EL PAíS • SUBNOTA › LAS PROPUESTAS Y LAS ACTIVIDADES QUE ALBERGA EL ESPACIO PARA LA MEMORIA
Durante el último año más de 400 mil personas participaron de visitas guiadas y de eventos culturales en el Espacio Memoria y Derechos Humanos, donde tienen sede la Secretaría de Derechos Humanos y el Centro Cultural Conti, entre otras instituciones.
Desde el golpe de Estado de 1976 hasta el final de la dictadura, cuando los últimos secuestrados recuperaron la libertad, el predio de la ESMA fue sede del mayor centro clandestino de la Capital Federal. El 24 de marzo de 2004, tras una larga lucha de los organismos de derechos humanos que derivó en su recuperación por parte de los gobiernos de la Nación y de la Ciudad, el predio se convirtió en el Espacio Memoria y Derechos Humanos. Durante la última década no dejó de crecer y llenarse de contenidos. Sólo en el último año más de 400 mil personas participaron de visitas guiadas y de actividades culturales, en tanto 1600 estudiantes cursan allí tecnicaturas y maestrías. “Más que nunca sentimos que hay algo que va más allá de ese objetivo de verdad, justicia y memoria que desde siempre fundamenta nuestro andar”, explica Vera Jarach, Madre de Plaza de Mayo. “Hay un proyecto a futuro que es como un hermoso legado de nuestros hijos”, completa la mamá de Franca Jarach, vista por última vez en la ESMA.
El lugar en el que se formaron miles de marinos durante el siglo pasado tiene 34 edificios distribuidos en 17 hectáreas, donde funcionan organismos del Estado y organizaciones de la sociedad civil comprometidas con los derechos humanos. El ex casino de oficiales, epicentro del ex campo de concentración por el que pasaron más de 5 mil cautivos, alberga desde mayo una instalación museográfica realizada en base a testimonios de sobrevivientes y documentos históricos. Se puede visitar con guías o a solas, siguiendo los paneles con información. La puesta en valor de los edificios nuclea cada día a más de 1200 trabajadores del Programa de Ingreso Social con Trabajo, iniciativa del Espacio junto con la Secretaría de Derechos Humanos, el Ministerio de Desarrollo Social y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Los cooperativistas aprenden allí albañilería, pintura, plomería, herrería, carpintería, entre otros oficios. La memoria de las víctimas del terrorismo de Estado está presente en los jardines del Espacio, con gigantografías de fotos gastadas en color sepia o blanco y negro que recuerdan historias de militantes.
En el Espacio funcionan la Secretaría de Derechos Humanos y el Consejo Federal de Derechos Humanos, espacio de coordinación de la primera con las autoridades de esa materia de las provincias y de la ciudad autónoma. El Archivo Nacional de la Memoria se dedica a la obtención, clasificación, digitalización y archivo de informaciones, testimonios y documentos sobre el quebrantamiento de derechos humanos y libertades que comprometen la responsabilidad del Estado. En el edificio de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas funciona Memoria Abierta, organización que recopila testimonios orales y cuenta con un valioso archivo público para reconstruir la memoria colectiva. En estos días hay tres muestras que documentan la lucha contra la dictadura: “76.11 Afiches”, curada por Memoria en Movimiento, “38 años de nuestra historia”, de Familiares, y “Empezar a juzgarlos. A 30 años del Juicio a las Juntas”, de Memoria Abierta.
El Centro Cultural por la Memoria Haroldo Conti, en honor al escritor desaparecido en 1976, funciona como espacio de difusión y promoción de la cultura, es sede de seminarios, debates, exposiciones y eventos artísticos. El edificio de la Casa por la Identidad reconstruye la lucha de Abuelas y es sede de actividades culturales y educativas sobre el derecho a la identidad. En el ex pabellón Delta, la agrupación H.I.J.O.S. tiene su Casa de la Militancia. Las Madres Línea Fundadora tienen en el predio la Casa Nuestros hijos, la vida y la esperanza, que alberga una tecnicatura de música popular. También se realizan talleres de artes visuales, música y teatro en el ECuNHi. El Instituto de Políticas Públicas del Mercosur (IPPDH) trabaja en la coordinación y el intercambio de experiencias sobre memoria, verdad y justicia de los países del Mercosur y estados asociados. En otro edificio funcionan las señales del Ministerio de Educación: Encuentro, Pakapaka, DeporTV y el portal Educ.ar.
El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur constituye el primer museo del Estado que representa la memoria colectiva sobre Malvinas y rinde homenaje a quienes entregaron sus vidas en defensa del territorio. El espacio, construido con características de un museo moderno e interactivo, fue inaugurado por la presidenta Cristina Kirchner en junio de 2014. El último año lo visitaron más de 500 mil personas.
El directorio del Espacio lo integran Abuelas y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Asociación Madres, el CELS, la APDH, Buena Memoria, la Fundación Memoria Histórica y Social, e H.I.J.O.S. “Cada uno de los organismos, de forma individual o colectiva, defendieron este lugar desde antes de su recuperación y evitaron que se convierta en un parque de la reconciliación”, recuerda Leonardo Fossatti, nieto restituido que integra Abuelas. “A partir de 2004, el rol fundamental del directorio es ser garante de las políticas que se llevan adelante en el predio”, explica.
“Cuando nos juntamos en el Espacio Memoria los representantes de los organismos para la reunión de directorio, todos sentimos que es el mejor día de la semana. ¿Viste cómo se reconvierten las cosas? Ahora entro acá y siento que es mi casa”, confiesa Graciela Lois, integrante de Familiares que militaba en la JUP cuando un grupo de tareas de la ESMA secuestró a su marido Ricardo Lois. “Este Espacio es la casa familiar, eso siento cada vez que vengo”, coincide Laura Conte, que integra Madres y el CELS. “A pesar de las diferencias, juntando las diferencias, engrandeciéndonos con las diferencias, hay algo que nos une, un profundo sentir común: el enorme amor por nuestros hijos y la memoria, que es lucha y es lo que hacemos acá”, explica. “La tareas de los derechos humanos no es un servicio social: nos sostiene a nosotros, nos da una hermandad, estamos sentados al lado de compañeros que vivieron lo mismo”, afirma Marcos Wainstein, de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina. “Queremos una memoria no sólo para recordar sino para crear. Tenemos un compromiso, una acción: convertir el horror del pasado en un presente y un futuro de vida”, sintetiza Enriqueta Maroni, de Madres de Plaza de Mayo. Su nieta Paula Maroni, que representa a la Secretaría de Derechos Humanos en el Espacio, apunta que “estas políticas públicas que hacen a la memoria histórica de nuestro país son patrimonio de todos y los argentinos y llegaron para quedarse”.
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