Mié 15.06.2016

EL PAíS • SUBNOTA  › GENERAL RODRíGUEZ, IMáN PARA EL DELITO

Un breve racconto

Si las maldiciones existieran, al municipio de General Rodríguez le habría tocado sin duda la de ser elegida por narcos, funcionarios corruptos y piratas del asfalto para enterrar cadáveres, dólares o caer rendidos ante megaoperativos policiales. El ex secretario de Obras Públicas, José López, fue capturado mientras intentaba esconder ocho millones de dólares en un monasterio de ese municipio del oeste bonaerense, el mismo que fue elegido por los autores materiales del “triple crimen de la efedrina” para deshacerse de los cadáveres. Fue en su casa de General Rodríguez donde el ex secretario parlamentario del Senado, Mario Pontaquarto, escondió –y contó– los billetes de los 5 millones de pesos/dólares de la SIDE destinados al pago de sobornos que destrabaron la reforma laboral de De La Rúa. Las historias –con las que el maestro de la novela negra, Raymond Chandler, se haría un festival– son muchas más: la localidad fue noticia cuando una pareja de fisicoculturistas cuya principal actividad era el comercio de drogas de diseño cayó apresada durante una fiesta electrónica que organizaban en una quinta de la zona.

La de ayer no fue la primera vez que General Rodríguez fue el destino de millones de dólares de la política. En abril del 2000, Pontaquarto mantuvo durante una semana 5 millones de pesos/dólares de la caja negra de la SIDE escondidos en su casa de esa localidad. El dinero estaba destinado a comprar apoyos de un grupo de senadores peronistas en plena discusión por la ley de flexibilización laboral dictada por el FMI e impulsada por el entonces presidente radical Fernando De La Rúa. Según relató ante la Justicia, Pontaquarto retiró “un maletín, una valija y una caja embalada” con la suma de la oficina del por entonces tesorero de la SIDE, Juan Carlos Gaella, quien tras ser absuelto volvió a ocupar el mismo cargo una década más tarde de la mano del actual Gobierno.

“Conté la plata en mi casa. Los paquetes de billetes de 100 y 50 ocupaban todo el colchón king size”, describió. De origen radical, Pontaquarto fue empleado raso en el Congreso desde 1983. En 1999, con el gobierno de la Alianza, se convirtió en secretario parlamentario. Un añó después, lo pusieron a llevar y traer el dinero de la famosa ley Banelco. En 2003 se declaró arrepentido y contó los detalles del pago de sobornos, que de todas maneras fue desestimado por la justicia.

La atención volvió a posarse sobre el pueblo cuando en agosto de 2008 aparecieron los cadáveres de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, en el zanjón de un camino de tierra que nace en la ruta 6. Hasta allí los llevaron tres personajes bien conocidos: Víctor Schillaci, Martín Lanatta y su hermano Cristian, quienes protagonizaron en enero de este año la insólita fuga del penal de máxima seguridad de General Alvear a bordo de un fiat 128 destartalado. Los mercenarios fueron atrapados un mes después, luego de varios anuncios fallidos de captura por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Los hechos fueron conocidos como “triple crimen de General Rodríguez” porque allí fueron encontrados los cadáveres. Pero la banda de los hermanos Lanatta y Schillaci operaba en Quilmes, y consta en la causa que Forza, Ferrón y Bina fueron secuestrados y asesinados en el sur del conurbano y no en el oeste.

Fue en una quinta de General Rodríguez conocida como Villa Real Polo Club, en la que se vendía champagne a mil pesos, donde cayeron, cercados por helicópteros en plena fiesta electrónica, el fisicoculturista Javier Florio Lenartowicz y su esposa Marina Sokolova, de origen ruso. Fue en diciembre del año pasado. En ese mismo predio cuando pertenecía al empresario Pascual Mastellone, había estado alojado Diego Maradona cuando sufrió en 2004 una infección pulmonar que lo tuvo una semana internado. Allí volvió, acosado por las cámaras de TV y los fanáticos, para jugar al golf.

En noviembre de 2013, otra vez en General Rodríguez, con 19 allanamientos la Policía bonaerense desarticuló una banda de piratas del asfalto, que trabajaba a sueldo de supermercados chinos.

El hallazgo de ayer se engarza en esa saga.

Informe: Matías Ferrari.

La pareja de narcos y el convento donde José López intentó ocultar el dinero.

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