EL PAíS • SUBNOTA
Duelo: El presidente de la Cámara baja, el macrista Emilio Monzó, no pudo ocultar su fastidio ante las críticas opositoras y quiso clausurar el debate y la sesión propiciando la votación, a sabiendas de que la oposición no alcanzaría los dos tercios para tratar los proyectos contra el tarifazo y la interpelación del ministro Aranguren. “¡Yo voy a hacer respetar el reglamento!”, dijo Monzó exaltado y desde todos los bloques fueron a increparlo en el estrado de la presidencia. “Me negaste la palabra”, le recriminó el diputado Juan Carlos Díaz Roy (FpV). “Si querés lo arreglamos afuera”, contestó el exaltado Monzó. “Está bien, pero primero dame la palabra”, replicó el veterano diputado formoseño. Finalmente, Díaz Roy hizo uso de la palabra y no hubo duelo.
Papanatas: El radical Mario Negri fue el único encargado de defender la postura del oficialismo en el recinto y también se lo notó exaltado cuando los diputados del FpV dejaron sus bancas ante la imposibilidad de tratar los proyectos contra el aumento de tarifas. “No vengan como papanatas a dejar carteles cuando nos dejaron sin una gota de petróleo”, le recriminó el radical al kirchnerismo que antes de salir dejó carteles que decían “no al tarifazo”.
Acto: Tras dejar el recinto, los diputados kirchneristas hicieron un improvisado acto en la puerta del Congreso. Allí hablaron el titular del bloque del FpV, Héctor Recalde, y Andrés “Cuervo” Larroque y criticaron a los legisladores de Cambiemos, a quienes les reprocharon impedir que se votara “una ley que dejara sin efecto el tarifazo para que no sufran más los trabajadores argentinos”. Recalde definió a la gestión de Macri como un “gobierno para ricos” e ironizó: “Hay una ley que no se votó pero que existe, que es la ley del arrepentido, del arrepentido de haber votado a Macri.”
Fuerza pública: Negri también le reclamó a la oposición “no excederse en su discurso por los medios, porque un dirigente dijo por TV que utilizará la fuerza pública para traer al ministro”. Aunque no lo nombró, el massismo emprendió la retirada. Es que su jefe político, Sergio Massa, fiel a su estilo, no habló en el recinto pero si antes las cámaras de televisión. Allí, Massa dijo que “no descartamos el uso de la fuerza pública para traer a Aranguren al Congreso”.
Apriete: “El oficialismo nos generó la ilusión de que íbamos a vivir un tiempo de debate con pleno respeto del federalismo, y vemos cómo existen presiones sobre gobernadores y diputados de la oposición para que no se pueda conseguir el número necesario”, lanzó el recinto el kirchnerista mendocino Guillermo Carmona. La referencia de Carmona fue por la ausencia de los diputados opositores de Santiago del Estero, Neuquén, Tucumán y Misiones, con quienes se solidarizó frente “al apriete”.
Díscolo: El diputado radical por Tucumán Juan Casañas, que por diferencias partidarias formó su propio monobloque Del Bicentenario, sorprendió a todos cuando se sentó en su banca para dar quórum a la sesión convocada por la oposición. “El ministro Aranguren debe asumir la responsabilidad técnica, política y estratégica por sus decisiones y venir al Congreso a dar explicaciones a los representantes del pueblo”, sostuvo Casañas en un comunicado.
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