EL PAíS • SUBNOTA › DEL MILAGRO BRASILEÑO AL MILAGRO ARGENTINO
La pista de las offshore descorrió el velo de las asociaciones emprendidas por los Macri en Brasil y de las sociedades formadas para ampliar los negocios en la Argentina.
› Por Martín Granovsky
Después del milagro argentino, Socma quiso ser protagonista también del milagro brasileño para fortalecer su milagro en la patria. Tantas operaciones en 1998 tal vez no sean una casualidad. Era el último año de gobierno del primer período de Fernando Henrique Cardoso, el presidente neoliberal que gustaba ser visto en el exterior como un socialdemócrata.
Cardoso es el padre político de Serra, el actual canciller de Michel Temer. En 1998 disputó y ganó la reelección contra Luiz Inácio Lula da Silva, que se presentaba por tercera vez en nombre del Partido de los Trabajadores. Cardoso le ganó en primera vuelta. Obtuvo el 53 por ciento porque no dijo la verdad. Hizo campaña asegurando que no devaluaría. Lula le replicó que había que devaluar porque la relativa equivalencia entre el real y el dólar era ficticia. Cardoso asumió su segundo mandato el 1° de enero de 1999. El 6 de enero devaluó. Hizo en el gobierno lo contrario de lo prometido porque si hubiera prometido lo contrario tal vez habría perdido. Cualquier semejanza con otras realidades en otros tiempos no es mera coincidencia.
El asentamiento progresivo de Socma en Brasil coincide con las diferentes etapas de la crisis del Plan de Convertibilidad argentino, agudizadas con cada cimbronazo mundial. En 1995 una Argentina sin capacidad monetaria de maniobra recibió el golpe del Tequila mexicano. En 1997 el mandoble vino de la catástrofe asiática. En 1998 de la caída rusa. Ya parecía suficiente cuando la devaluación brasileña terminó de hacer más inestable un plan que ya era frágil y había cumplido hacía tiempo su papel de estabilización antiinflacionaria de la Argentina.
Sin un Mercosur asentado en los Estados o los pueblos, las corporaciones transnacionales y los grandes grupos económicos de cada país fueron tejiendo acuerdos o formando empresas transitoriamente unidas para objetivos específicos. Un Mercosur de las megaempresas.
El secreto pudo estar en los manejos financieros y en la creación de sociedades. No hubo secreto en los objetivos que Delgado calificaría como reales. Y efectivamente lo eran. El 12 de mayo de 1997 el periodista Marcelo Cantón publicó en Clarín una nota según la cual el grupo Itron de la Argentina, concebida para informática y comunicaciones, estaba organizada en un holding llamado Mercosur Technology and Communications, MTC, que controlaba dos empresas: Itron Argentina e Itron do Brasil. “De cada una de ellas depende un conglomerado de compañías”, escribió Cantón. “Francisco Macri es el dueño del 100 por ciento de MTC.” Informaba también que Itron do Brasil era socia al 50 por ciento del grupo brasileño Andrade Gutiérrez. ¿Dónde? En Partech, una de las sociedades presentadas antes en esta nota. Partech controlaba a Proceda y Unnissa.
Una mamushka más para la colección: Unnissa era nada menos que la administradora de las tarjetas Visa y Mastercard para diversos bancos, a los que asesoraba en resúmenes y marketing.
“Hemos decidido volcarnos de lleno a Brasil”, declaró en 1999 Salvestrini, piloto de MTC, deslumbrado entonces con la posibilidad de entrar al negocio de las telecomunicaciones en Brasil. Salvestrini es cosmopolita para los negocios. Fue uno de los impulsores del famoso desembarco de los Macri en Nueva York. La leyenda dice que ese desembarco falló por culpa de Donald Trump. Franco y Mauricio Macri saben la verdad: no pudieron convertirse en constructores neoyorquinos porque otros paisanos habían llegado antes.
En la Argentina, Itron quiso quedarse con el negocio de los DNI y el control de migraciones. Sus proveedores, según Cantón, eran OCA y una empresa destinada a la fama: Ciccone. Competía con IBM y Siemens. Siemens no solo terminó ganando la licitación sino que cambió el mercado a tal punto que en 1999 compró la mayoría del paquete accionario de Itron argentina.
Andrade Gutiérrez, el socio de los Macri en el sueño del milagro brasileño, no era una pyme. Fue la constructora de la represa de Itaipú. Es el segundo gigante de Brasil, después de Odebrecht, en energía, obras públicas y comunicaciones.
En la Argentina tiene su sede en Córdoba 1318. Y parte de sus operaciones se desarrollaban en la provincia de Córdoba. Uno de sus socios argentinos era Iecsa. Las mamushkas parecen infinitas, porque el dueño de Iecsa es –o era hasta hace poco, si es que ya concretó la venta que prometió– Angelo Calcaterra, el primo de Mauricio Macri dedicado a las grandes obras. Una de esas obras, en este caso no con Andrade Gutiérrez sino con Odebrecht, consiste en soterrar el Ferrocarril Sarmiento, con fondos que representan una porción importante del gasto nacional en obra pública. Iecsa era de Socma hasta que en 2007 Franco Macri se la vendió a su sobrino.
Como Odebrecht, Andrade Gutiérrez y sus directivos, como el presidente Otavio Marques de Azevedo, quedó en la mira de las investigaciones por la corrupción alrededor de Petrobrás, que por cierto no tiene nada que ver con el juicio político entablado contra Dilma Rousseff. El juicio por supuestas irregularidades en el manejo de las finanzas públicas no ofrece las garantías suficientes según una petición de parlamentarios brasileños presentada en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el jurista argentino Damián Loreti.
Los investigadores locales confían en que la Justicia brasileña aplique al menos una parte de su energía al caso Fleg y a la necesidad de levantar el secreto bancario de esa empresa y sus distintas mamushkas para determinar la ruta de los once millones de reales cuyos detalles aún constituyen un misterio.
El diputado Martínez dijo que colaborará en lo que sea necesario con la Justicia brasileña como lo hizo y lo seguirá haciendo el fiscal Delgado. El diputado le pedirá que se libre un exhorto a Brasil para que llegue toda la información societaria, fiscal, contable, bancaria y registral relacionada con SOCMA, SOCMA Americana, Martex, Mega, Partech-Unnisa, Partech e Itron do Brasil.
Así se sabrá cómo el milagro argentino se convirtió en milagro brasileño y cómo el milagro brasileño se transformó después en un nuevo milagro argentino.
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