EL PAíS
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En busca de fueros
La afeitada en seco de Domingo Cavallo ha inducido a Carlos Menem a remojar sus barbas. Sus abogados le han dicho que la única fundamentación del juez Julio Speroni para imputar al ex ministro por contrabando agravado es su firma en los decretos que prohíben a la Aduana revisar los embarques de armas. Para no correr la misma suerte Menem debe buscar fueros que lo vuelvan intangible. Su primera idea fue ocupar la banca del Hermano Eduardo en el Senado, pero la descartó porque piensa que la Entente Bonaerense de los Senadores Duhalde y Alfonsín lo despojaría de esa cubierta en cuanto la justicia lo pidiera. Ahora se inclina por postularse a la gobernación de La Rioja, que ya ocupó durante nueve años en las décadas de 1970 y 1980 y está buscando cómo presentar tal candidatura ante la opinión pública, como si fuera un acto más propio de un águila que de una víbora. Para ello ya descubrió dos estadistas que luego de sus mandatos presidenciales fueron electos al Senado. Ambos en los Estados Unidos.
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