EL PAíS
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La causa sobre los fondos reservados
–El perito Alfredo Popritkin, que hizo un informe sobre el uso de fondos reservados, lo denunció y sugiró que usted u otros jueces podían tener interés en frenar la investigación porque podrían verse implicados en el cobro de sobres.
–El único interés que había era de ese perito en hacer cosas que la Justicia no le había pedido. Hacía requerimientos muy delicados que caían en la órbita del secreto de Estado sin la orden del juez. Los peritos no deben ser otra cosa que los ojos y los oídos del juez.
–¿Qué interés tendría en decir que entre 1988 y 2001 varios organismos, en especial la SIDE, usaron partidas secretas por 4000 millones?
–No sé. Está demostrado que este perito excedió las facultades y los requerimientos que se le hicieron. Es muy cómodo hacerse la víctima y denunciar complots. Los fondos de la SIDE se investigaban en otra causa, acá había que ver los de Prefectura, Policía, Defensa, entre otros. Y nada tenían que ver los sobres en la Justicia, como les dicen ustedes.
–¿Hacia dónde se encamina ahora esa causa?
–Empezó con una conversación en la que Cavallo decía “no me toquen los fondos reservados que con eso salen las leyes”. Estoy tratando de volver a eso. Si analizamos el uso de esos fondos tiene que ser en hechos concretos. Esos fondos están autorizados por una ley. Una cosa puede ser no ética, pero no necesariamente delictiva.
–Parece que la investigación se va archivar.
–¿Por qué? Si no hay delito sí, si no no. No puedo obligar a los organismos cuyas rendiciones son secretas a que me informen.
–Entonces, ¿para usted el uso de fondos reservados es discrecional?
–Entiendo que sí. En la ley secreta no tienen un destino específico. Es muy genérica. Ustedes no vieron la ley y yo sí.
–El tribunal que juzgó a María Julia dijo que destinar los fondos a gastos ajenos a la función pública, como sobresueldos, es delito.
–Es una opinión, que se podrá aplicar en un caso y quizá en otro no.
Nota madre
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