EL PAíS
• SUBNOTA › UNA CARRERA FORJADA A LA SOMBRA DE DUHALDE
El hombre de los records
Como ministro de Salud bonaerense, Juan José Mussi fue el hombre de los records: no sólo porque su relación con Eduardo Duhalde le permitió permanecer en el cargo ocho años y tres gobernaciones, sino también por la cantidad de denuncias que acumuló. Mussi no aparece con los mejores antecedentes como para ocupar la Secretaría de Asuntos Políticos de Interior, puesto desde el que, por ejemplo, deberá monitorear las campañas políticas. En la provincia dejó un tendal de hospitales desabastecidos y la obra social provincial, el IOMA, con una deuda de 240 millones de pesos. Hombre fuerte de Berazategui, Mussi desmiente a quienes lo tildan de mafioso cuando da a conocer sus poemas. En su pueblo a los versos de Mussi no se los lleva el viento: ya están inmortalizados en los principales paseos públicos.
Que Duhalde le iba a dar algún cargo era un fija. El ex ministro se había ilusionado con el salto al gabinete nacional pero al final el Presidente se decidió por Ginés González García para Salud. Un tanto incómodo en la gestión de Felipe Solá –era el único ministro que no había sido ratificado– resolvió renunciar el 15 de enero pasado a un cargo que había asumido allá lejos y hacía tiempo, en abril de 1994. Como excusa, Mussi dijo que Solá había ordenado recortes al presupuesto de Salud, algo que no toleraba porque contradecía “la concepción de un peronista”. Sin embargo, Solá nunca habló de recortes en el área.
Primero se mencionó a la embajada argentina en Italia como posible exilio de lujo para Mussi pero un llamado le advirtió que le convenía esperar. Desde su flamante cargo, Mussi deberá mostrar una muñeca política de la que hasta ahora no hizo gala. Si algo cosechó en sus años de ministro fue enemigos, sobre todo en el Frepaso. Durante años, Mussi logró esquivar las sospechas por sus manejos irregulares de los fondos correspondientes a la cobertura social de los jubilados con el argumento de que esas cuentas no debían ser controladas por nadie. Eso hasta que en el ‘98 fue interpelado por la Legislatura provincial. Aunque nadie quedó conforme con sus explicaciones sobre dónde habían ido a parar 480 millones de pesos de los jubilados, Duhalde le renovó la confianza.
La legisladora frepasista Graciela Podestá lo denunció por presuntas irregularidades en la entrega de subsidios a entidades deportivas, algo ya extraño de por sí dado que Mussi era ministro de Salud. Los subsidios cuestionados habían sido distribuidos por la zona de Berazategui, intendencia que Mussi ocupó durante dos períodos consecutivos. Por ejemplo, una ayuda fue a parar al campo de deportes J. Mussi, en honor al padre del ministro; otro a la Asociación de Cuidadores de Autos de Mar del Plata y también benefició a una entidad dedicada a criar palomas.
Otra discusión con los frepasistas ocurrió cuando se opuso a un proyecto para facilitar el acceso de la población a los anticonceptivos y propuso que lo mejor era seguir “el método natural”. Podestá denunció el año pasado que militantes de Mussi que se hacían pasar por periodistas la golpearon cuando iba a dar una conferencia de prensa.
Pero Mussi echa por tierra esta imagen de dirigente duro y poco dado a las cuentas claras cuando se dedica a las letras, una de sus pasiones. Ya durante su paso por el ministerio hizo colocar en todos los hospitales de la provincia una placa con su firma: “Respetar al abuelo es honrar la vida”, decía. Pero es en Plátanos, su pueblo natal, donde la prosa de Mussi tiene mejor recepción. Tanto la estación de tren, como la plaza principal y el centro de jubilados están adornadas con carteles que reproducen poesías del viceministro. Dice una de ellas: “Te llamamos pensionado o muchos tercera edad/y para otros serás un abuelo jubilado/para mí serás un soldado que, con bravura infinita/y a esta, mi patria bendita la vida le has entregado”.
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