La Cámara de Diputados aprobó anoche una resolución repudiando el intento de golpe de Estado que empresarios y militares venezolanos promovieron durante la semana pasada contra el presidente Hugo Chávez Frías.
Varios proyectos habían sido presentados desde las bancas de la oposición. Uno de ellos incluyó, además, un pedido de informe a la Cancillería que conduce Carlos Ruckauf sobre las declaraciones a favor del golpe que realizó el cónsul argentino en aquel país, Patricio Kingsland. Kingsland ya fue denunciado ante la Justicia por apología del delito.
El bloque de la UCR promovió la incorporación también de una condena a las declaraciones a favor del golpe que realizaron el gobierno de los Estados Unidos, distintos gobiernos que integran la Comunidad Económica Europea y el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, y tal vez influidos por la intrincada negociación que lleva adelante el gobierno de Eduardo Duhalde con el FMI, el radicalismo apeló a un eufemismo. Llamó “vacilaciones” al claro respaldo al golpe que hicieron esos países y organismos.
Por su parte, los socialistas populares avanzaron sobre las apresuradas declaraciones de apoyo a la interrupción del sistema democrático que se produjeron durante las 24 horas que estuvo al frente el empresario golpista Pedro Carmona Estanga. Por caso, el legislador Rubén Giustiniani trajo a colación los dichos del cónsul Kingsland, quien en un reportaje concedido a la radio rosarina LT 8 dijo que “esto (el golpe) fue una decisión total absoluta, consciente y muy valerosa de la civilidad venezolana. Digamos, la recuperación de la democracia por la sociedad civil”. Según Giustiniani, el diplomático llegó a definir a Carmona como “un demócrata cabal, un hombre con altísima moralidad y ética pública”. Es por ello que el socialista solicitó que la Cancillería informe sobre la “conducta” del funcionario argentino al considerar que sus “expresiones y su postura respecto de quien usurpó la presidencia de una nación democrática, son profundamente preocupantes”.