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“El Gangoso”, la pista clave para
Tal como informó este diario ayer, el negociador del secuestro de Nine era el mismo del caso Garnil. Y de otros hechos resonantes: Ramaro, Andrada, Mirta Fernández y Belluscio. Las dudas sobre su verdadera identidad. La euforia por la desarticulación de la megabanda.
Con Patricia Nine liberada, la clave de la investigación ahora está en “El Gangoso”, como ya lo han bautizado los investigadores. Se trata del hombre que hizo los llamados a la familia de la secuestrada y que –tal como anticipó ayer este diario– es el mismo que se ocupó de las negociaciones en el caso de Nicolás Garnil, el chico secuestrado en La Horqueta. Pero hay más: la voz del Gangoso también fue escuchada en los casos de Cristian Ramaro, Leopoldo Andrada, Mirta Fernández y Pablo Belluscio. Lo cierto es que nadie sabe de quién se trata en realidad, nadie conoce su verdadera identidad. Y ni siquiera está claro si se encuentra entre los detenidos o no. Anoche, el comisario Osvaldo Seisedos, a cargo del operativo de Rescate de Nine, aseguró que la nada planeaba otro secuestro “a un empresario muy fuerte”, cuya identidad no reveló.
El Gangoso se hizo famoso entre los investigadores policiales porque en sus llamados telefónicos utiliza un adminículo para distorsionar la voz, a fin de dificultar su eventual reconocimiento.
–¿Cómo saben que se trata de la misma persona –preguntó Página/12 a una fuente de la investigación–. ¿No pueden ser dos o más personas que usan igual aparato para deformar la voz?
–No, creemos que es el mismo, no sólo por la voz sino por su estilo y las palabras que utiliza.
Los investigadores no tienen en claro si se trata de una única banda involucrada en todos los secuestros mencionados o son varias:
- Puede efectivamente ser una sola megabanda, protagonista de varios de los más resonantes secuestros de los últimos tiempos. En ese caso, El Gangoso ocuparía el puesto fijo de negociador, aunque en cada secuestro la banda operara con miembros circunstanciales que iban rotando.
- Puede tratarse de dos o más bandas, que por su experiencia recurren a los oficios del Gangoso como encargado de los llamados extorsivos.
De acuerdo con una fuente que participó de las negociaciones con los secuestradores, este sospechoso es uno de los seis detenidos durante los allanamientos realizados viernes y sábado. Pero lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cuál es su verdadero nombre, por lo cual existen dudas sobre si está preso o no.
Lo que queda claro es que la o las bandas con la/s que operaba El Gangoso no se andaban con chiquitas: por Nine pedían un millón y medio de dólares (aunque no se pagó rescate, según confirmó su familia ayer), por Andrada consiguieron 515 mil pesos (en dos pagos), por Mirta Fernández lograron 800 mil y por Belluscio, 146 mil dólares.
En medio de la euforia que circulaba ayer entre la policía y los responsables políticos de la seguridad, se confirmó también otro dato: cuando los 12 policías entraron a la casa de León Gallo 918, de Merlo, no sabían con seguridad que Patricia estuviera efectivamente allí. Desde el inicio del cautiverio se hicieron 262 allanamientos. Cuarenta el sábado por la mañana.
Sí es cierto que el viernes a la noche ya se sabía que las pistas eran mucho más firmes. Por eso el ministro de Seguridad, León Arslanian, pidió autorización al gobernador para una eventual irrupción a sangre y fuego en caso de encontrar el lugar del cautiverio. “Métanle para adelante”, fue la respuesta de Felipe Solá.
Según una fuente de la investigación, las dudas sobre que estuviera Nine efectivamente en la casa de Merlo explican por qué actuaron policías comunes y no el Grupo Halcón, entrenado precisamente para este tipo de operaciones especiales. Pero cerca de Solá brindan otra explicación: que si bien no había ciento por ciento de certeza, las dudas eran pocas y el Grupo Halcón no actuó para no demorar el operativo. Así y todo, la irrupción fue exitosa.
El subsecretario de Investigaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense, Esteban Marino, advirtió ayer que pueden realizarse más detenciones. “La investigación sigue en curso, éste es un gran rompecabezas que se fue armando durante 26 días y hay algunas piezas quetodavía hay que poner”, expresó. Las investigaciones deben continuar “para tener la seguridad de que los que están presos queden bien presos y que no quede nadie afuera”, indicó. Y sostuvo que en el caso no hay indicios de participación de personal de alguna fuerza de seguridad.
La euforia se explica también porque los responsables de la seguridad tanto provinciales como nacionales interpretan que la desarticulación de este grupo aliviará sensiblemente una franja clave de la inseguridad: la de los secuestros largos. Si bien existe convicción de que los secuestros de menor envergadura seguirán existiendo, abundan las esperanzas de que el rubro de los secuestros extorsivos haya sido minado, pues son muy pocas las bandas que pueden tener estructura suficiente para mantener una víctima cautiva más de un día. Y las bandas son escasas, pero la repercusión social de su accionar es fulminante.
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