EL PAíS
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Gobierno de salvación
Si es verdad que el presidente Duhalde toma el Mercosur como un vínculo estratégico: ¿Cómo puede ser que designe canciller a un hombre como Carlos Ruckauf, que hace sólo unos meses propuso denunciar el Tratado de Asunción, es decir, la ruptura lisa y llana del Mercosur?
¿Profundiza las relaciones con el Brasil quien comparó la última devaluación del país vecino con “las balas brasileñas que mataban a los colonos argentinos” en el siglo XIX?
Muchos contestarán que el nuevo ministro no es de convicciones firmes y que puede darle igual pedir tanto el certificado de defunción de la Unión Regional, como su fortalecimiento, según midan las encuestas.
Entonces la pregunta es: ¿Puede conducir las Relaciones Exteriores, cargo que por definición requiere mesura, una persona que es capaz de quemar esos atributos en el altar de su propio aparato publicitario?
La relación con nuestro principal socio en la región ha sido siempre ambivalente, recelosa, plagada de rivalidades que van desde el anecdotario deportivo hasta lo comercial. A la Argentina no le ha ido mal en esa relación comercial. Colocamos allí más de la tercera parte de nuestros productos, por exportaciones que en los últimos años nos salvaron de la bancarrota. A veces no nos fue bien en las negociaciones y eso se debe, entre otras cosas, a que Brasil es una potencia económica y a que su diplomacia es de primer nivel, dos desventajas que la Argentina ha visto crecer en los últimos años.
En Relaciones Exteriores Brasil no improvisa. Y mantiene a través de los años en su primera línea cuadros de cuidada formación y especialización.
¿Cuáles son las credenciales para equilibrar estas desventajas que exhibe Ruckauf, cuya única experiencia diplomática dejó un tendal de denuncias? Esta designación, entonces, más que una meditada decisión de Estado parece un salvoconducto de lujo para eyectarse de una provincia que dejó en llamas, con el fin de conservar el pellejo político. (Desde ese punto de vista podemos admitir que éste es un “gobierno de salvación”.)
Además, Ruckauf fue firmante del decreto que desató la represión indiscriminada durante la dictadura. Fue ministro en el apogeo de Menem y antimenemista en su caída. Fue un embajador denunciado. Fue presidente de un Senado sospechado de corrupción. Fue un gobernador pésimo. Algún día también se aclarará cuáles fueron sus responsabilidades durante los saqueos. Argentina y el partido que la gobierna tiene figuras de mayor fuste para que nos represente ante el mundo.
* Diputado nacional (ARI).
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