Dom 31.07.2005

EL PAíS • SUBNOTA

Una carrera internacional

Por J. N.

El hecho de que el gran epistemólogo argentino Mario Bunge viva desde hace décadas en Canadá, que Tulio Halperin Dongui, el historiador más importante, enseñe en Estados Unidos, o que Guillermo O’Donnell, el politólogo local con mayor reconocimiento internacional, trabaje para una prestigiosa universidad norteamericana son datos que hablan mucho (y muy bien) de la educación argentina y que también dicen mucho sobre la decadencia nacional de las últimas décadas.
Abogado y doctor por Yale University, O’Do- nnell ha desarrollado una larga trayectoria en las ciencias sociales. Fue profesor visitante de la Universidad de California, titular de la Universidad del Salvador y catedrático de la Iuperj de Río de Janeiro, y actualmente enseña en la Universidad de Nôtre Dame. Trabajó en el Kellogg Institute, en Estados Unidos; dirigió el Cedes, en Argentina, y fue becario de la American Academy of Arts and Sciences, titular de la Asociación Internacional de Ciencia Política y ganador de la Beca Guggenheim.
Pero lo central, como señaló Chacho Alvarez, es que O’Donnell ha creado algunos conceptos que marcaron la discusión académica de las ciencias sociales. El más famoso es el Estado burocrático-autoritario: la idea central es que, en alianza con los militares y los sectores tecnocráticos, la gran burguesía busca implantar el orden despolitizando la cuestión social y resubordinando a los sectores populares a través de la exclusión social y política. El modelo tomado por O’Donnell en su libro –El Estado burocrático autoritario. Triunfos, derrotas y crisis– es el gobierno de Juan Carlos Onganía, pero su visión se aplica a muchos de los regímenes que se sucedieron en Latinoamérica durante los ’70 y ’80.
Después, en plena discusión por la recuperación de la democracia, O’ Donnell compiló junto a Phillipe Schmiter cuatro volúmenes con trabajos sobre las transiciones en Europa del Este y América latina: Transition from Authoritarian Rule.
Superada esta etapa, O’Donnell comenzó a analizar el estado de las democracias latinoamericanas y popularizó el término “democracia delegativa” para caracterizar a aquellos regímenes con cierto nivel de control o rendición de cuentas –accountability– vertical, en el sentido de que hay elecciones limpias, pero que carecen de controles horizontales entre los diferentes organismos del Estado: división efectiva de poderes, funcionamiento adecuado de los entes de control, correcta fiscalización de la Justicia.
O’Donnell dedicó sus últimos años al debate sobre el desarrollo. Compiló, junto a Osvaldo Iazzeta y Jorge Vargas, el libro Democracia, desarrollo humano y ciudadanía, y contribuyó con su artículo “Diez tesis para la discusión” a la última publicación del PNUD.

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