EL PAíS
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Hombres de su tiempo
No muchos de los que fueron procesados ayer por Rafecas son personajes conocidos. El subcomisario Samuel Miara es el apropiador de los mellizos Reggiardo Tolosa, ubicados por las Abuelas de Plaza de Mayo en 1985. Juan Antonio del Cerro, alias Colores, y Julio Simón, conocido como El Turco Julián, relataron su experiencia como torturadores ante las cámaras de televisión y son los dos represores involucrados en el caso de la familia Poblete, en el que el juez federal Gabriel Cavallo declaró la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida. Roberto Rosa, alias Clavel, saltó a la fama por su vinculación con el juez Norberto Oyarbide. Pero la mayoría de los nombres mencionados en este fallo podrían pasar desapercibidos. No tuvieron tampoco gran responsabilidad en la cadena de mandos (los jefes de áreas y zonas ya fueron procesados). Eran secuestradores, ejecutores. Como señaló el juez Rafecas, eran “oficiales de carrera, profesionales, formados en el seno de instituciones históricas de nuestro país y se desempeñaron como guardias y torturadores”. “¿No sería más feliz –citó el juez a Bauman– si hubiera podido demostrarse que todos los que lo hicieron estaban locos?, pregunta Raoul Hilberg, el gran historiador del Holocausto. Sin embargo, esto es, precisamente lo que es incapaz de demostrar. La verdad que saca a la luz no proporciona ningún consuelo. Lo más probable es que no haga feliz a nadie. Fueron hombres de su tiempo y educados. Este es el quid de la cuestión cada vez que reflexionamos sobre el significado de la civilización occidental después de Auschwitz. Nuestra evolución ha ido más de prisa que nuestro entendimiento; ya no podemos dar por sentado que conocemos a fondo nuestras instituciones sociales, nuestras estructuras burocráticas ni nuestras tecnologías.”
Nota madre
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