El papa Benedicto XVI designó ayer al obispo de La Rioja, Fabriciano Sigampa, como arzobispo de Resistencia. “A uno lo hace temblar, porque es una responsabilidad grande, es una arquidiócesis. Uno no está preparado para eso”, dijo Sigampa desde La Rioja. El flamante arzobispo sucedará a monseñor Carmelo Giaquinta, uno de los miembros del Episcopado que más contrapuntos tuvo con el Gobierno en los últimos meses. De hecho, hace poco Giaquinta advirtió que si el Estado insistía en su política de repartir anticonceptivos y preservativos en las escuelas, él convocaría a los cristianos a una desobediencia civil “proporcional y con los medios democráticos”. Giaquinta estaba al frente de la sede elesiástica del Chaco en calidad de “administrador apostólico”: el 1º de abril pasado, el Papa le había aceptado la renuncia por razones de edad. Sigampa tiene 69 años, nació el 15 de septiembre de 1936 en la localidad riojana de Vichigasta. Fue maestro rural en Famatina y El Retiro y estudió en los seminarios de Córdoba y Tucumán. El 12 de diciembre de 1970, en Chilecito, fue ordenado sacerdote por el entonces obispo Enrique Angelelli. En 1985, el papa Juan Pablo II lo designó obispo de Reconquista, Santa Fe. Siete años después, lo trasladó a La Rioja, donde tomó posesión el 25 de mayo de 1993. En la última asamblea de la Conferencia Episcopal, Sigampa fue reelegido como delegado para la Pastoral de los Santuarios. También se lo nombró en la comisión episcopal para la Pastoral de la Salud. Tras estas novedades, tres diócesis quedan vacantes a la espera de que el Papa nombre a los nuevos obispos: son La Rioja, Gualeguaychú y Santiago del Estero.