EL PAíS • SUBNOTA
“A mí siempre me trataron como ese zurdo hijo de puta, el trotsko, el pelado de mierda, anarquista, quilombero. Comentaban cómo un tipo con cultura universitaria, que habla dos lenguas, preparado en Europa, se podía portar así. En una discusión dentro del Ministerio de Economía provincial, en otros tiempos no tan lejanos, los buches de la Bonaerense me dijeron ‘vos sos el treinta mil uno, el que se nos escapó. A vos también te teníamos que haber reventado’. Hoy en cambio escucho muchísimos comentarios que me dan mucha risa: dicen que ‘Urien es un tipo metedor, a veces está exaltado, menos mal que está Cadelli que es un tipo moderado y lo contiene’.” El que relata es el ingeniero Angel Cadelli, vicepresidente del ARS nombrado por Felipe Solá y representante de los trabajadores del astillero que por cuarta vez lo respaldaron unánimemente.
Cadelli no duda en “cuadrarse” ante “el almirante”, como llaman a Julio César Urien, un guardiamarina que se sublevó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para respaldar el regreso de Perón en 1972. El 7 de noviembre, Néstor Kirchner lo reincorporó a la Armada como retirado. Urien agradeció como “argentino, peronista y montonero”. A Urien no le disgusta la fama de duro que se ganó en su militancia y como funcionario. Para asumir en el ARS dejó la delegación del PAMI San Martín, “zona de José Luis Barrionuevo y el Coti Nosiglia –como definió a Página/12– con todos los negocios, todas las bandas. Creo que al final hicimos una buena administración y logramos desplazarlos”. El 27 de diciembre se paró arriba de un acoplado y les habló a todos los trabajadores del astillero para proponerles el plan quinquenal y pedirles el apoyo. “Esto no sucedía desde hace 50 años”, comenta Cadelli.
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