A Felisa Miceli no le va a alcanzar con sentarse en el sillón más cómodo de su despacho y monitorear desde allí que se cumplan los acuerdos de precios hasta fin de año. La preocupación de la ministra estará centrada, de aquí en más, en verificar cuál es la efectiva respuesta de las empresas manufactureras portones adentro: es decir, cómo responden en materia de producción a esta suerte de “techo” que se les impuso a sus precios. “Están ganando buena plata, venden más y no tienen de parte del Gobierno una política agresiva hacia sus negocios”, afirman en los despachos del Palacio de Hacienda, tratando de descalificar cualquier argumento que justifique una reacción negativa de los grupos industriales dominantes. “Pero están mal acostumbrados: hicieron lo que quisieron durante años, y las políticas de Estado las dictaban ellos y no el gobierno; ahora, algunos sienten que se les tocó el bolsillo”, responden otras voces desde despachos contiguos a los citados. “Habrá que estar atentos”, concluyen, casi como advertencia.

La jefa del Palacio de Hacienda recibió ayer en su despacho a la ministra de la Producción de la provincia de Buenos Aires, Débora Giorgi, con quien intercambió ideas acerca de dos temas clave en las instancias actuales para la conducción económica: la política de precios y cómo reaccionará la producción industrial ante el seguimiento implementado. La funcionaria bonaerense, con experiencia como consultora de empresas y como analista de la Unión Industrial Argentina, volcó su conocimiento del pensamiento empresario en las conclusiones que compartió con su colega, hoy ministra, sobre los primeros resultados de los acuerdos de precios:

u Se quebró la expectativa inflacionaria que venía arrastrándose desde los últimos meses del año pasado, según lo revelan las encuestas a empresarios y economistas.

u Se verificó una fuerte vocación empresaria “acuerdista”, lo cual se deduce de contemplar el amplio espectro de sectores, tanto productores como de la cadena de comercialización, que suscribieron acuerdos. El contexto de “buena rentabilidad para los negocios” resultó central para encontrar estas respuestas, según destacó Giorgi ante su colega, hoy jefa del Palacio de Hacienda.

El tema es si, más allá de los acuerdos firmados, las empresas manufactureras, sobre todo aquellas que son formadoras de precios por la posición dominante en sus mercados, no tendrán una actitud reticente a aumentar la oferta ante el “techo” impuesto a sus precios. “Las empresas se manejan con un criterio de maximización de la rentabilidad, pero también responden en función de las políticas de Estado”, respondió Débora Giorgi ante la consulta en tal sentido que le formuló Página/12. “Hoy los márgenes de rentabilidad que obtienen son importantes, hay una perspectiva favorable para los negocios y se observa que hay una apuesta al volumen antes que al precio”, como medio de incrementar la facturación. En ese contexto, concluyó la ministra bonaerense, no es de extrañar que la respuesta a los acuerdos haya sido positiva, aun cuando sintieran afectados sus bolsillos.

“Las manufacturas lideran el crecimiento de las exportaciones, y no es casual. Se están despegando de la dependencia de las variaciones del mercado interno y encuentran alternativas de negocios en la exportación”, agregó Giorgi. “En esto también incide una política muy agresiva de parte del Gobierno en la búsqueda de nuevos mercados. En este contexto, tener una política de seguimiento de precios para el mercado interno, no una política de controles, es congruente”, subrayó. “Igual que con la política de retenciones a la exportación, son herramientas para redistribuir el ingreso y los resultados del crecimiento; la actitud empresaria es favorable, y ello se percibe en los indicadores tanto de producción como inversión”, afirmó la titular de Producción provincial.