EL PAíS • SUBNOTA › VISITA DE MORATINOS Y ACUERDO CON LAS EMPRESAS
La visita a Buenos Aires que hizo esta semana el canciller español, Miguel Angel Moratinos, fue un gesto político fuerte de un país, España, que estableció una alianza con Argentina. En esas 48 horas, las autoridades de Telefónica de España anunciaron que suspendían –para retirar a futuro, definitivamente– el litigio que había impuesto contra nuestro país ante el Ciadi. En rigor de verdad, el acuerdo (que incluye la renegociación de algunos términos del contrato y la decisión de no aumentar las tarifas) estuvo cerrado ya en diciembre pasado, cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y la ministra de Economía, Felisa Miceli, hicieron un viaje relámpago a Madrid antes de cancelar la deuda con el FMI. Si bien el anuncio de Telefónica y el trajín del canciller español mostraron la mejor cara del (y al) gobierno argentino, algunos nubarrones se siguen juntando en la Península Ibérica cuando se habla de la relación con la Argentina.
El embajador argentino en Madrid, Carlos Bettini, fue uno de los artífices de la inclusión del ministro español en la presentación del anuncio de Telefónica. El acuerdo, largamente trabajado, estaba listo en diciembre. Telefónica estaba interesada en mostrar que, habida cuenta del buen rendimiento que tiene en estas pampas, puede resignar el tan meneado incremento tarifario. “Tiene una rentabilidad muy buena según entienden ellos mismos, por lo tanto, ¿para qué aumentar? Es un gesto importante, que da una lección a muchos empresarios, fundamentalmente argentinos, pero también extranjeros”, comentó a Página/12 un encumbrado funcionario criollo.
Entre la Cancillería y Bettini armaron, además, una agenda regional para Moratinos, que consistió en un encuentro con los cancilleres del Mercosur. Jorge Taiana y la paraguaya Leila Raschid fueron los ministros que se sentaron a la mesa, acompañados por los vicecancilleres de Brasil, Samuel Pinheiro, y de Uruguay, Belela Herreras, esta última ex funcionaria de Acnur durante las dictaduras sudamericanas –por lo cual hay muchos dirigentes y funcionarios argentinos que la conocen y le deben haber ayudado a escapar del terrorismo de Estado– y una de las dirigentes del Frente Amplio dispuestas a sentarse a negociar con Buenos Aires una solución en el conflicto por las papeleras (ver nota central). Moratinos consiguió cerrar una futura reunión de su país, Portugal y los países del Mercosur más Venezuela.
“Es un hombre que quiere jugar un papel (Moratinos) y tratar de mediar en la difícil relación que hay entre nuestra región y la Unión Europea por los subsidios agrícolas. El acuerdo entre ambos bloques está muerto porque los europeos no ofrecen nada y es difícil que España pueda hacer cambiar de parecer a Francia y Gran Bretaña, pero los españoles quieren ayudar y Moratinos se mostró muy activo estos días”, confió un importante diplomático argentino a Página/12.
Incluso, para que el papel del canciller español resaltase más, se postergó la visita de Miguel Sebastián, asesor económico del presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. “Si hubiese venido (Sebastián) todos habrían especulado con la discusión de las tarifas y los contratos. Ni ellos ni nosotros queríamos eso, así que lo dejamos para otro momento”, sostuvo un negociador argentino.
Pero los gestos españoles, como las rosas, perfuman y a la vez tienen espinas. “Hay una tensión en Madrid producto de alguna palabra incumplida, y de una cierta prepotencia de algunos funcionarios argentinos. En La Moncloa más de uno duda a la hora de confiar en nuestra palabra”, dijo a este cronista un empinado funcionario criollo, conocedor de los humores castellanos. Esa desconfianza versaría en el incumplimiento de los plazos para terminar de renegociar los contratos de las empresas privatizadas españolas (son una cincuentena y quedan pendientes más de 30), y en algunos acuerdos no respetados. A la hora de los ejemplos, el hombre mencionó a Aerolíneas Argentinas. “Durante el último conflicto –acometió la fuente– conseguimos sacar de la negociación a Antonio Mata (titular de la aerolínea), hicimos venir a su jefe de Madrid y finalmente llegamos a un acuerdo. Ahora, había tres puntos que se debían cumplir: resolver el tema de Ricardo Cirielli (subsecretario de Transporte Aerocomercial, y secretario general de Apta), que fue un quintacolumnista permanente; no aumentar las tarifas para que no incidieran en la inflación; y si estaba en orden, si correspondía, no impugnar el balance. Pues bien, el viernes se le impugnó el balance. No sé si está bien o mal (el balance), pero podrían habérselo adelantado. Los tipos se enteraron a último momento”, se lamentó la fuente. Otro habitual consejero de Néstor Kirchner sostuvo ante Página/12 que no habrá aumento tarifario para nadie. “Pero no podemos macanear ni prepotear a nadie”, agregó. El hombre, de estrecha confianza del Presidente, sostuvo que las relaciones con los españoles están bien “porque a la hora de actuar ellos responden, son de fierro, pero podrían estar mejor. A Bettini le cuesta más que antes convencerlos”, dijo. Muy probablemente en abril Kirchner regrese a Madrid. Allí lo espera su amigo Rodríguez Zapatero, quien no dejará pasar la oportunidad de tratar de enderezar lo que, a los ojos de algunos argentinos y varios españoles, no está suficientemente derecho.
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