–Si en 2007 fuera como candidato a gobernador de Santa Cruz, ¿qué le diría a su sucesor respecto del gasoducto Caracas-Buenos Aires?

–Estamos haciendo el estudio de factibilidad. Es una obra muy importante, muy grande, que tiene una gran complejidad, pero personalmente, como hombre de la política, detecté una fuerte decisión de los tres presidentes, de Lula, Kirchner y Chávez, de llevarlo adelante. Y me dio una fuerte sensación de que Brasil necesita ese recurso para sostener su desarrollo industrial. Para nosotros, más allá de acrecentar nuestras reservas, obtener otra fuente de abastecimiento del gas es estratégico.

–¿Entonces en 2007 irá como candidato?

–Hoy soy ministro de Planificación y tenemos un esquema orgánico muy claro. Hay un proyecto político y quien lo conduce. Yo voy a estar adonde él diga.

–Desde la salida de Roberto Lavagna del Gobierno, usted creció mucho políticamente. ¿Cómo lo toma?

–Soy un trabajador. Estoy 14 horas por día acá adentro y tengo un equipo muy bueno, que se ha consolidado. El año pasado ejecutamos obras públicas por 7000 millones de pesos y este año tenemos un desafío de 12.000 millones. El Presidente marca la política, fundamentalmente de superávit fiscal, que es clave para desarrollar cualquier esquema, y le da una importancia muy grande a la infraestructura. Eso nos permite mostrar nuestro trabajo, pero nada más.

–Y en este consorcio con Felisa Miceli, ¿cómo se lleva?

–Está todo bien (sonríe).