Raúl Estrada Oyuela, de Medio Ambiente de la Cancillería argentina, consideró que las papeleras no quieren dar información sobre sus sistemas de producción porque “no han tomado todos los recaudos necesarios”. El funcionario recordó que las plantas serán “uno de los complejos más grandes del mundo”. La Argentina tiene “todo el derecho del mundo a saber cómo van a funcionar y qué impacto puede generar –agregó–, porque están instaladas en una localización que es políticamente muy sensible”. Desde Montevideo, la titular de la Dirección de Medio Ambiente uruguayo relativizó las objeciones del Banco Mundial y dijo que los requerimientos del organismo “van a ser satisfechos” por su país. “Tenemos margen para que esas cosas puedan ser incorporadas”, señaló Alicia Torres.

La funcionaria sostuvo que buena parte de esas recomendaciones ya están previstas en las exigencias planteadas por la Dirección de Medio Ambiente a Botnia y Ence. Por otra parte, defendió que algunos elementos de los emprendimientos no se hayan definido de antemano. “Si se puede elegir el último filtro de la chimenea, no hay por qué establecerlo en el 2003, porque después no lo podríamos cambiar. ¿Por qué renunciar a tener lo último, habiendo definido todo dos años antes?”, argumentó como ejemplo. Torres consideró que el informe del Banco Mundial “nos ayudará en los planes de gestión ambiental” y que el Uruguay buscará despejar las dudas porque lo que se “busca es que las plantas sean lo mejor en el mundo”.