EL PAíS • SUBNOTA
› Por H. V.
Según el diario New York Times, el director adjunto del Inter-American Dialogue, Michael Shifter, opinó que a partir del encuentro de Córdoba el Mercosur “parece tener menos y menos que ver con libre comercio y más con política”. Shifter subestima así la importancia económica del protocolo de adhesión de Venezuela, los acuerdos energéticos, el perfeccionamiento de la Unión Aduanera, los regímenes aduaneros especiales de importación, la liberalización del comercio de servicios, el protocolo de contrataciones públicas del Mercosur, la cláusula de adaptación competitiva entre las industrias de la Argentina y Brasil, el fondo para la convergencia estructural, la estrategia común para el crecimiento del empleo y la posición conjunta en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio. La agenda básica que trataron los ministros de Economía del Mercosur en la primera reunión que tuvieron en un lustro, incluyó estos tres puntos:
Las asimetrías entre países miembro planteadas por Paraguay y Uruguay. Se acordó que en un plazo de 30 a 60 días presentarán un listado de los problemas y de los sectores afectados y posibles mecanismos de solución. Cuando lo entreguen comenzará la negociación. Tanto la Argentina como Brasil están decididos a hacer las concesiones necesarias. El ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori se llevó también una advertencia: la pertenencia al Mercosur es compatible con acuerdos de preferencias arancelarias con otros países pero no con tratados de libre comercio.
La creación de un Banco del Sur o de Desarrollo. Dado el acento financiero de la globalización, la idea presentada por Venezuela y profundizada por la Argentina y Brasil es usar los recursos propios que están invertidos en otros centros internacionales, para ofrecer financiamiento a tasas razonables y sin injerencia del Fondo Monetario Internacional. Brasil postuló que no se limitara a la actividad financiera y en otras ventanillas se encargara de tareas de promoción y detección de oportunidades. Ofreció para ello su Banco de Desarrollo, el BNDES, que tiene liquidez para financiar proyectos de infraestructura, de modo de no crear una nueva burocracia. La Argentina lo apoyó y puso a disposición del bloque la estructura del Banco Nación y del más pequeño BICE.
La búsqueda de una posición común en la próxima reunión del FMI, que sesionará en septiembre en Singapur. El temario previsto tiene tres puntos principales: las cuotas que definen la participación de cada país; el rol futuro del Fondo y la forma en que se financiará. Luego de la cancelación anticipada de las deudas de los países principales del Mercosur, el organismo no tiene ingresos suficientes para cubrir sus costos. Los ministros encontraron además un punto de contacto con la posición de la Unión Europea, que tampoco acepta la precarización del empleo que bajo el nombre de flexibilidad propone el FMI. En la reunión de abril del Fondo, la ministra argentina invirtió el razonamiento del organismo. Cuando se analizaba el desequilibrio del flujo de inversiones, que se dirige sobre todo al Asia por el bajo costo de la mano de obra, sugirió que se exigiera que los países de aquella región cumplieran con las normas de la Organización Internacional de Trabajo, de modo de buscar un equilibrio con los países americanos. Se acordó que los directores que cada país del Mercosur tiene en el FMI se reúnan antes del encuentro en Singapur para acordar las posiciones comunes. Felisa Miceli propone que el Fondo beba su propia medicina del ajuste y que sus funcionarios dejen de viajar en primera clase aérea.
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