EL PAíS • SUBNOTA
› Por M. C.
Uno de los problemas que enfrentan las mujeres de policías, víctimas de violencia doméstica, es lograr que les tomen la denuncia contra el uniformado en la comisaría. Es tan habitual que se resistan, que en el 0800 para víctimas de violencia del Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia, las mismas operadoras han establecido una red informal con una empleada del Ministerio de Seguridad que se ocupa de llamar a la repartición en cuestión y conseguir que la pareja del agente sea atendida, según confió a Página/12 una fuente de Desarrollo Humano. Un día, incluso, llegaron al extremo de que una de las operadoras se comunicó telefónicamente con un comisario y le leyó la Ley de Violencia Doméstica provincial –reglamentada a fines de 2005–, específicamente los puntos donde establece que las dependencias policiales están obligadas a recibir las denuncias, incluso cuando la violencia doméstica es psicológica. “Muchas veces les dicen: ‘como no hay marca’ (de golpe), no te tomo la denuncia”, relató una operadora del 0-800. En el servicio telefónico no llevan estadísticas por la ocupación del agresor de la persona que se comunica para pedir ayuda. Sin embargo, al ser consultada por este dato, la operadora no dudó en responder: “Policías, un montón. Por día recibimos al menos una denuncia de una mujer esposa de un policía”, afirmó. “Tienen mucho miedo porque ellos hasta duermen con el arma al lado”, agregó.
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