Ultimo en irse entre todos los asistentes a la Cumbre, Fidel Castro finalmente dejó Córdoba a la 1.10 de ayer con destino a Cuba. Al ser recibido en el aeropuerto José Martí por su hermano Raúl Castro, los medios oficiales de la isla calificaron de “emotiva y exitosa” la incursión de Fidel por tierras mediterráneas, que le significó a Cuba un acuerdo de complementación económica con el Mercosur, una clara señal política del bloque para aliviar el ya histórico bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos.

A diferencia de los otros presidentes, el líder cubano, junto al venezolano Hugo Chávez, se quedó un día más en Córdoba para visitar la casa donde Ernesto “Che” Guevara pasó gran parte de su infancia, en Alta Gracia, a 40 kilómetros de la capital cordobesa. Durante la tarde del sábado se supo que mantuvo varias entrevistas. Una de ellas fue con el gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, a quien le regaló los tradicionales habanos cubanos. Tras la charla, Obeid comentó que el presidente cubano se mostró muy interesado por la producción de aceite de oliva, que probó y, según el gobernador, le gustó “mucho”.

El único contratiempo de Fidel en Córdoba tuvo que ver con la carta que le hizo llegar Néstor Kirch-

ner a través del canciller Jorge Taiana, reiterándole el pedido para que la médica disidente Hilda Molina pueda viajar a la Argentina para visitar a su familia. El resto no pudo más que dejarlo satisfecho. Sobre todo, el acto de cierre de la Cumbre de los Pueblos, donde pronunció un discurso de tres horas ante unas 20 mil personas que se congregaron en el campus de la Universidad de Córdoba.

Fue la cuarta visita de Castro al país. En esta ocasión permaneció más de 48 horas junto a importantes funcionarios de su gobierno como el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque.