EL PAíS • SUBNOTA › SI AL MINIMO, NO A JUBILADOS Y ASIGNACIONES
› Por Maximiliano Montenegro
“Al Gobierno le gustaría un salario mínimo en 770 pesos.” El funcionario cuenta la cocina de lo que se debate por estas horas en el Consejo del Salario. ¿Kirchner no se había comprometido con Moyano a llevar el mínimo de los 630 actuales a 800 pesos?, interroga este diario. “Elevar demasiado el salario mínimo estimula el trabajo en negro. ¿Qué hace el farmacéutico de Jujuy si le subimos mucho el piso?”, retruca el funcionario.
Habrá que ver si en el plenario del Consejo del Salario el número que puso sobre la mesa el Gobierno da por saldada la discusión entre la CGT y las principales cámaras empresarias. Según pudo saber Página/12, Kirchner ya tomó también otras dos decisiones importantes. Una es que el tema de las jubilaciones no se discuta ni hoy ni nunca en el marco del Consejo del Salario. La posibilidad había surgido a partir de una confusión: Raúl Castells se reunió el martes con Moyano y le solicitó que los jubilados fueran incluidos en el temario del Consejo. Ayer, Alberto Fernández fue consultado en conferencia del prensa por la cuestión y alguien interpretó que miraba la idea con simpatía, cosa que después desmintió.
El Gobierno no acepta, ni aceptará, que las jubilaciones se vinculen con las mejoras salariales. Es Kirchner, sin ninguna interferencia, quien decidirá cuándo y cuánto aumentar las jubilaciones.
La segunda certeza es que, esta vez, no habrá ninguna suba en el monto de las asignaciones familiares, como reclamaba la CGT. “En julio y agosto hay que cuidar la caja, no se permite nada. Sólo superávit”, dicen cerca del despacho presidencial. En agosto, el Gobierno debe afrontar elevados vencimientos de deuda pública (3441 millones de dólares), y Kirchner pretende pagar sin sobresaltos.
Lo que se discute por estas horas en el Consejo del Salario Mínimo impacta sobre un universo de asalariados que bien podrían considerarse “privilegiados” en el actual mercado laboral: se trata de trabajadores en blanco con derechos plenos (vacaciones, aguinaldo, indemnización), con acceso a los servicios de salud de una obra social y en el futuro a una jubilación. De los más de 5 millones de empleados formales sólo 800 mil estarían hoy por debajo del nuevo salario mínimo en discusión.
En cambio, quedarán excluidos de la mejora 4,6 millones de asalariados en negro, con remuneraciones muy por debajo de cualquier mínimo. Según un estudio de la consultora Equis, en base a datos del Indec, el salario promedio de los trabajadores en negro es hoy de 437 pesos mensuales. Representa apenas el 37 por ciento del sueldo promedio de los empleados en blanco (1182 pesos).
“Nunca, en las últimas tres décadas, la distancia entre los salarios de los trabajadores en blanco y los trabajadores en negro fue tan grande”, sostiene el informe. En 1992, un asalariado en negro ganaba el 72 por ciento de uno en blanco; en 1995 pasó a percibir el 55 por ciento; en el 2001, un 48 por ciento; en el 2002 un 41 por ciento. En los últimos tres años, esa relación se mantiene debajo del 40 por ciento.
La tesis oficial es que el aumento del salario mínimo tiene un impacto indirecto en los sueldos en negro, algo así como un “efecto arrastre”.
Sin embargo, la realidad muestra que los “trabajadores de segunda” se alejan cada vez más de las remuneraciones de sus colegas en blanco.
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