EL PAíS • SUBNOTA › MURIO SERGIO MORENO
Fue un apasionado de su profesión que no permitió que una larga enfermedad le impidiera escribir.
El periodista Sergio Moreno, de 45 años, editor de la sección Política de Página/12, falleció ayer víctima de un cáncer. De larga trayectoria en medios gráficos, con Moreno se va un apasionado del oficio que hasta el sábado pasado siguió escribiendo su habitual columna dominical sobre los entresijos del poder –en este caso alrededor de la desaparición del testigo Jorge Julio López–, cuando ya la enfermedad lo tenía postrado. Ese mismo sábado se internó por última vez.
Rosarino de nacimiento, Moreno solía recordar con añoranza su militancia juvenil en las filas del comunismo. Luego de su paso como funcionario en el área de comunicación de la Cancillería, ingresó al diario La Prensa. Siempre quedó claro que no era de los que pasarían por el periodismo sin dejar una marca. Una investigación suya, en 1994, alertó sobre la presencia de personal antisemita en los grupos de la SIDE que participaban en la investigación del atentado a la AMIA. La revelación le costó recibir una serie de amenazas cinco años después, cuando se abrió una causa judicial sobre el caso.
En 1997, Moreno ingresó a Página/12. Una serie de notas sobre las Fuerzas Armadas y la privatización de los aeropuertos le valió el dudoso privilegio de aparecer en el grupo de periodistas espiados por el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea, en un recordado escándalo. Moreno declaró en la Justicia en la investigación que se realizó por el espionaje ilegal. En cambio, no accedió al requerimiento de un colega de otro medio, también del lote de investigados, que quiso citarlo como testigo en una causa en la que pretendía obtener un resarcimiento económico por el embrollo. “Yo voy a declarar para que investiguen, no para sacarle plata al Estado”, lo cortó.
En los últimos tiempos se dedicó más al análisis de la realidad política. Con todo, en 2003, obtuvo el premio de la Asociación de Entidades Periodísticas (Adepa) en la categoría Derechos Humanos, por la saga realizada en los días posteriores al asesinato de los piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. La serie de notas expusieron la responsabilidad de los gobiernos nacional y de la provincia de Buenos Aires en las muertes.
En diciembre de 2004 contó por primera vez en público lo que le sucedía en una contratapa de Página/12. “Comencé a reconciliarme conmigo en Rosario, quizás en el 2003, cuando le hice una verónica al cáncer, ese alien que se llevó parte de mí. La cercanía a la muerte ayudó al rescate de la vida, de los sitios, momentos, personas que me hicieron feliz”, escribió en aquel memorable relato, en el que contaba una vuelta a su Rosario natal junto a su mujer Carolina y sus hijos Patricio y Alvaro, para luego pasar a la vuelta olímpica que su Ñuls querido había dado días atrás en la cancha de Independiente, la primera que había podido ver junto a los chicos. “Qué suerte que estoy acá, pensé, con lágrimas en los ojos”, recordaba. Cerraba con una broma: “No imaginé que la lepra fuese más fuerte con cáncer”.
La enfermedad volvió a principios de este año. Las consecuencias del tratamiento no le permitieron ocupar su puesto en la punta de la mesa de la sección Política, pero nada en el mundo podría evitar que continuara yendo a ver fuentes y escribiendo sus columnas. Aun en las semanas que permanecía varios días internado, su nota de los domingos, invariablemente, llegaba al mail del diario.
En los últimos años también se desempeñó en Radio Ciudad y en el programa Colores Primarios, ahora nominado para el Martín Fierro en cable.
Los restos de Moreno serán inhumados hoy a las 10 en el Cementerio Británico, avenida Elcano 4568.
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