Lun 19.02.2007

EL PAíS • SUBNOTA

Similitudes y diferencias entre curas candidatos

José Niella y Joaquín Piña son sacerdotes que se postularon para impedir la reelección en su provincia. Piña ganó en Misiones al frente de una alianza opositora. Niella no tuvo la misma suerte. Entre ambos hay muchas diferencias.

› Por Washington Uranga

El hecho de que un sacerdote, en este caso el cura José Niella, haya aparecido encabezando el Frente Social para la Victoria que ayer fue derrotado en la elección para convencionales constituyentes celebrada en Corrientes, lleva de manera inmediata a la posibilidad de la comparación con lo ocurrido meses atrás en Misiones, donde el frente opositor liderado por el obispo Joaquín Piña terminó con las aspiraciones de reelección indefinida del gobernador Carlos Rovira. Sin embargo, las dos situaciones son bien diferentes en lo que respecta a la aparición de las figuras de los dos sacerdotes en la lucha política.

Se puede argumentar que tanto Niella como Piña tienen trayectorias similares en cuanto a su compromiso con lo social. Son sacerdotes que hicieron de su vida religiosa una ocasión de acercamiento a los más pobres y sus necesidades. En ese sentido ambos tienen mucho reconocimiento entre su feligresía y en ámbitos más amplios vinculados con la lucha social y política. Niella tiene un largo camino recorrido junto a los pobres del campo, trabajadores rurales, ya desde los años ‘70 cuando, siguiendo las orientaciones de quien fuera el primer obispo de Goya, Alberto Devoto, militó en las Ligas Agrarias.

Este movimiento fue una de las expresiones más avanzadas del compromiso católico de ese tiempo y los sacerdotes que acompañaron esa labor estuvieron enrolados o muy cercanos al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, al que pertenecieron, entre otras figuras reconocidas, el sacerdote asesinado Carlos Mugica y otros como Alberto Carbone, Jorge Verna-zza y Domingo Bresci.

Corrientes no es Misiones. Ni en lo político, ni en lo social, aunque puede parecerse en cuanto a la religiosidad de su gente. Piña era obispo en Iguazú y ese solo hecho le daba una relevancia y una trascendencia pública que está muy lejos de alcanzar Niella. Pero además, durante sus veinte años de trabajo y como titular de la diócesis, Piña fue tejiendo una trama de relaciones con el movimiento social, con las comunidades de pueblos originarios, con los organismos de derechos humanos y con la vida política. Cosechó acuerdos y diferencias, pero se constituyó, sin duda, en un referente para propios y extraños. Y su mayor virtud fue la de alentar y fomentar organizaciones sociales de base con las que se referenció.

En consecuencia, lejos de ser una aparición extemporánea u oportunista, lo de Piña fue el resultado casi lógico de un proceso de construcción social. Fue importante su figura, sin duda. Pero en el caso de Piña fue mucho más relevante lo construido social, cultural y políticamente por las redes en las que él se movía.

Distinto es lo de Niella, a quien no se le puede negar su inserción en los movimientos populares y su historia vinculada con ellos. En ese sentido es similar a Piña. Pero la construcción política electoral fue mucho más circunstancial y el cura tampoco cuenta con un reconocimiento tan amplio y categórico como el de Piña. A favor de Piña jugó la “nacionalización” del tema misionero. Lo de Niella y Colombi fue una disputa mucho más provincial y localizada.

Ambos, Piña y Niella, levantaron las banderas de la democracia por encima de los intereses político-partidarios. Pero el segundo se mostró mucho más cercano al kirchnerismo que Piña y agregó a su oposición a la reelección de Colombi un planteo claramente vinculado con la reforma agraria, entendiendo que éste es un punto fundamental para avanzar en el compromiso cristiano de hoy en lo social. Aunque lo pueda pensar, esto no estaba en el discurso de Piña en Misiones, simplemente porque lo único que estaba en discusión era la cláusula de reelección. Los conservadores de todo tipo que apoyaron a Piña en Misiones no lo hubieran hecho si otros temas hubiesen estado en juego como en Corrientes y si, además del rechazo a Rovira, se hubiera planteado un debate en términos más ideológicos y programáticos.

Nada de lo anterior alcanza para explicar los resultados de Corrientes y la derrota de Niella. Son apenas un elemento más en el análisis. Otros factores –quizá los más importantes– tienen que ver con la configuración política diferente de Misiones y Corrientes, como provincias, como estratos sociales en pugna y con la historia política reciente de una y de otra. Pero sí está claro que el factor religioso está cada día más presente en la vida política del país, y ya no sorprende que los religiosos y religiosas, de cualquier confesión, se les animen a las urnas.

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