Mar 27.02.2007

EL PAíS • SUBNOTA

Enigmas de una alianza

› Por Raúl Kollmann

Los encuestadores y consultores en campañas electorales no coinciden del todo en cuanto a los efectos de una alianza Macri-Lavagna. En general, la mayoría opina que si Mauricio Macri es candidato por una alianza de centroderecha y Roberto Lavagna se postula en un frente de radicales y duhaldistas, lo más probable es que la sumatoria de ambos por separado sea superior a los votos que consigan yendo en una alianza. Sin embargo, otros consultores creen que eso no será así, que la unidad opositora traerá cierto nivel de entusiasmo que repondría los votos que cada uno podría perder por su lado. Además, están quienes sostienen que el candidato oficialista –pingüino o pingüina– es amplio favorito, que aún con alianza opositora las chances de que haya segunda vuelta son escasas, pero que esa segunda vuelta es directamente imposible si Macri y Lavagna no se juntan.

El consultor Rosendo Fraga hace el siguiente cálculo:

- El oficialismo, aun haciendo una mala elección, sacará por encima del 40 por ciento de los votos.

- Eso hace que sea imprescindible que algún representante de la oposición consiga más del 30 por ciento para que haya ballottage. La Constitución prevé que no habrá segunda vuelta si el candidato con más votos saca algo más del 40 por ciento y le saca diez puntos de diferencia al segundo.

- Para que la oposición consiga más del 30 por ciento, Fraga cree que la alianza Macri-Lavagna es imprescindible.

En tanto, Hugo Haime sostiene que, “hoy por hoy, el efecto de una alianza Macri-Lavagna no se ve en las encuestas. Uno tiene 13 por ciento de los votos y el otro el diez, frente al 45 que tiene Cristina y el 55 del Presidente. Ahora, si uno les pregunta a los votantes de Macri a quien apoyarían si Macri no es candidato presidencial, los votos no van automáticamente a Lavagna, sino que se dividen por partes iguales en las distintas opciones. Una parte importante incluso va hacia el oficialismo. Pero esto no quiere decir que la campaña electoral no tuerza ese fenómeno. Por ahí terminan convenciendo a los votantes de que la alianza Macri-Lavagna es positiva y de esa manera logran retener el caudal que cada uno tendría por separado. Yo diría que no es una alianza natural, por lo tanto requerirá un trabajo de campaña”.

En teoría, están los consultores que creen que hay una parte de los votantes de Macri que no comulgarían con un peronista como Lavagna y una franja de radicales que no aceptarían votar a un postulante de centroderecha co- mo Macri. Esa franja de radicales fugaría, por ejemplo, hacia Elisa Carrió. Hay un sector socioeconómico de bajos ingresos que apoya a Macri –tal vez por su condición de presidente de Boca– que no se trasladaría a Lavagna sino a Kirchner. Esas son las hipótesis de fuga de votos. A esto hay que agregar que la idea de alianza heterogénea quedó muy golpeada con la experiencia del gobierno De la Rúa.

Por todos estos factores, en el redondeo del análisis pesan otros elementos que no quedan afuera del cuadro de resultados. El efecto que pueda tener un eventual y difícil triunfo de Macri en territorio porteño; el posicionamiento más para las elecciones de 2011 que para las de este año; la falta de estructura en buena parte de las provincias, la disputa en territorio bonaerense entre tres candidatos –Juan Carlos Blumberg, Francisco de Narváez y Jorge Sarghini– y las dificultades para sintonizar que hasta ahora mostraron, en el terreno personal, los dos referentes principales. Son todos interrogantes y problemas para los que los líderes opositores tendrán que buscar respuestas.

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