EL PAíS • SUBNOTA
› Por Mario Wainfeld
No sólo en la Argentina se cuecen habas. La experimentación de medicamentos en seres humanos no conoce fronteras. El novelista John Le Carré se internó en el mundo de esas prácticas reprobables, instadas por laboratorios y en las relaciones de éstos con gobiernos permeables o débiles. Fue en su libro El jardinero fiel, luego llevado al cine (ver recuadro aparte). El thriller transcurre en Africa, tiene más peripecias y más dramatismo visibles que lo que se refiere en la nota central pero describe un mismo universo, el del negocio formidable que es la salud.
Los países del tercer mundo, por la pobreza de muchos de sus habitantes y la debilidad de sus gobiernos, pueden permitir praxis que los países centrales jamás admitirían dentro de sus fronteras. Profesionales y políticos conocedores del punto dicen que la Argentina tiene dos peculiaridades que la hacen seductora para este tipo de incursiones.
Una es la característica poliétnica de su población, que permite obtener muestras estadísticas muy representativas, a fuer de variadas. La otra es la extensión y la calidad de servicios del hospital público, que atiende a muchísimas personas, con profesionales capacitados.
El caso del Policlínico PAMI II no es el primero que se conoce, aunque tal vez no exista otro con tamaño cúmulo de pruebas. Pero memoriosos del sector evocan un escándalo por investigaciones no permitidas en un hospital de una colectividad. El laboratorio implicado era también extranjero, en este caso oriundo de Europa. Se habla de escándalo pues, si bien se divulgó poco, tuvo repercusiones importantes. Fue removido un jefe de servicio en el Hospital (que se llama así pero es, en puridad, un ente privado) y hubo cambios en la planta gerencial del laboratorio. Pero se mantuvo, en buena medida, bajo el cono de silencio.
La supuesta porosidad de los organismos estatales de control es una flaqueza. Otra, comentada en la nota central, es la ausencia de una ley que rija la materia, sujeta a disposiciones administrativas no muy rigurosas. La diputada Graciela Rosso, del Frente para la Victoria de la provincia de Buenos Aires, viene preparando un proyecto de ley de “Investigación clínica con medicamentos, productos médicos, productos biológicos, terapia génica y terapia celular”. Tendrá entrada a las comisiones respectivas antes de fin de mes.
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