Vie 02.08.2002

EL PAíS • SUBNOTA  › OPINION

Preparen el helicóptero

› Por Martín Granovsky

El ‘Titanic’ ya se hundió”, dijo bien gráfico Tabaré Vázquez, presidente del opositor Encuentro Progresista-Frente Amplio y el político mejor rankeado del país, preocupado ayer por lograr que el gobierno no lo comprometa con una crisis que el centroizquierda no generó. Está claro quiénes son los que no consiguieron bote: los desesperados que saquearon supermercados en los barrios pobres de Montevideo con el estímulo doble de la miseria y de la tecnología aprendida por televisión al ver los saqueos argentinos. Y aún queda por ver quiénes consiguen aunque sea una tabla si el lunes, cuando se termine el feriado bancario, la semana arranca con la caída de dos o tres entidades financieras. Si, además, el gobierno uruguayo evita un corralito a la Argentina y los depositantes de los bancos que sobrevivan retiran su dinero, Uruguay verá muy cerca el default. Las reservas vienen cayendo a un ritmo de unos 500 millones de dólares por mes y hoy el Banco Central tiene sólo 655 millones.
El Uruguay plaza off shore, refugio de argentinos a tiro de Buquebús, se terminó. Y también se terminó el presidente Jorge Batlle, un muerto en vida. Cuando Batlle dijo que los argentinos eran “ladrones del primero al último”, un importante político uruguayo, un blanco que apoya al presidente colorado, comentó en reserva: “Ustedes los argentinos se dieron por satisfechos con las disculpas de Batlle, pero no cayeron en la cuenta de que los que no perdonaron fueron los uruguayos, que están enojados por los desplantes cuando la situación económica es tan mala”.
El gran problema, para Batlle, es que le quedan casi tres años de gobierno de su período de cinco. Las elecciones presidenciales están pautadas para octubre del 2004, el ballottage será en noviembre y el traspaso del mando en marzo del 2005. Falta una eternidad y Batlle ya no existe, con su poder carcomido por la crisis y erosionado por la perplejidad de los colorados, que huyen de él como del diablo.
Batlle tiene pocas cartas en la manga. Gorila de alma, hizo sin embargo de menemista cuando intentó congraciarse con los Estados Unidos rompiendo con Cuba. Pero no hubo ayuda externa para evitar el contagio de la Argentina y el descenso brusco de las exportaciones a los mercados argentino y brasileño, todo eso sumado a la peor temporada de Punta del Este en toda su historia.
Crisis financiera, crisis política, saqueos: ¿les suena esa combinación? Batlle corre peligro de ser un presidente off shore, pero puede estar tranquilo. Si Fernando de la Rúa no lo aburre, tendría un lugarcito asegurado en la quinta de Villa Rosa. Un helicóptero ahí, por favor.

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