EL PAíS • SUBNOTA
› Por Diego Schurman
En la Casa Rosada mascullan bronca. “No podemos ser necios. Los que no robamos tenemos la conciencia tranquila, pero políticamente el costo es altísimo”, reconoce a Página/12 un ministro K sobre el impacto de la eyección de Néstor Ulloa y Fulvio Madaro. El caso Skanska se suma a la bola de nieve que desciende hacia la Casa Rosada y que ya traía consigo la protesta docente de Santa Cruz, el paro de subtes, el caos en la estación Constitución y los avatares judiciales del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. En algunas líneas del poder perciben falta de iniciativa del Gobierno, que este último mes corrió detrás de una agenda marcada por un alto componente de conflictividad social. En ese sentido, hubo esmerados esfuerzos por cambiar el foco de atención con la encuestas que el viernes aterrizaron en el despacho de Kirchner. Según las consultoras Ipsos, Ceop, y Opsm, el Presidente se impondría en una elección con el 59, el 55 o el 48 por ciento de los votos, respectivamente.
Probablemente la repercusión de algunos temas eclipse otros, como la mudanza de dos “pingüinos” del Presidente hacia la Capital. Uno es Rudy Ulloa, aquel chofer de Kirchner que hoy maneja un multimedios en Santa Cruz. Después de su furtivo paso por Tierra del Fuego, para alentar la candidatura a gobernador de Jorge Garramuño (otro sector K apoya la reelección del gobernador Hugo Cóccaro), se asentará en Buenos Aires para otros menesteres de campaña.
El otro protagonista es el santacruceño Cristóbal López, dueño de un holding que ahora incluye negocios petroleros. Su nombre repiqueteó en los últimos días en la Rosada a raíz del conflicto en el casino flotante de Puerto Madero, del que es dueño. Hay tensiones allí entre el sindicato de los trabajadores de juegos de azar (Aleara) y el de los marítimos (Somu) por la representación gremial del personal.
Con una carta a Hugo Moyano, el secretario general de Aleara, el diputado porteño Daniel Amoroso, quiere comprometer a la CGT en la resolución del conflicto que abarca a 1500 trabajadores y del que ya tuvo participación el Ministerio de Trabajo y la Justicia laboral. ¿Será López la llave para solucionar el conflicto? Todo indica que, lejos de esa intención, el patagónico dueño de los juegos del Hipódromo de Palermo buscará explotar el diferendo para desgastar a su socio comercial –Cirsa– y quedarse con el 50 por ciento restante del paquete accionario del casino.
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