Las versiones sobre la inexistencia del título de ingeniero de Juan Carlos Blumberg hace tiempo que circulan en el mundillo político. Sin embargo, cada vez que le preguntaron, el empresario afirmaba que se había recibido en Alemania y restaba importancia al asunto. Tanto, que una bien informada biografía escrita con su respaldo, En el nombre del hijo, del periodista Lucas Guagnini, no termina de aclarar el tema. En realidad, una lectura atenta de la misma abre serias dudas sobre la autopromocionada calificación de Blumberg. La decisión in pectore de lanzarse a disputar la gobernación bonaerense parece haber dejado más de un herido en la derecha vernácula y el tema volvió a los medios en los últimos días, de la mano de uno de sus voceros, el diario Ambito Financiero. El lunes, en las “Charlas de quincho” se burlaban de la costumbre del empresario de cargar con carpetas en todas sus apariciones públicas, señalando que “quizás allí se esconda una copia de su título de ingeniero”. Ayer volvieron a insistir con el tema sin agregar datos, pero esta vez en primera página. Allí repiten en condicional que “Blumberg no se habría recibido”, aunque ahora con un sobreactuado tono de decepción. La costumbre de adjudicarse títulos no es nueva en la Argentina. El fiscal Jorge Damonte no era abogado y Alejandro Bramer Marcovic, interventor del PAMI durante el menemismo, no era ingeniero como se hacía llamar.