EL PAíS • SUBNOTA
› Por Raúl Kollmann
El fiscal Javier Di Santo ordenó una incomprensible extracción de sangre a Facundo y a otros cinco integrantes de la familia Macarrón, además del pintor Gastón Zárate. La diligencia se hará el martes en la Policía Judicial de Córdoba y luego se procederá a estudiar las muestras en el laboratorio que tiene el Ceprocor en el Valle de Punilla. Por Facundo y su padre, estará presente la conocida genetista Ana María Di Lonardo, mientras que el abogado de Zárate, Enrique Zabala, pidió una muestra para realizar su propio procesamiento y Eduardo Massa, penalista, abogado de tres integrantes de los Macarrón, pidió garantías sobre qué se hará con la sangre. Varios fiscales, jueces y genetistas consultados por este diario consideraron un despropósito la extracción. Lo concreto es que no existe contra qué comparar los perfiles genéticos que surjan de los estudios del martes. El FBI no ha dicho que llegó a una conclusión y, aun en el caso de que viniera un perfil genético del homicida, corresponde que se asiente primero en el expediente y luego se le saque la sangre a imputados o sospechados. El origen de la acusación contra Facundo es un trabajo del Ceprocor que determinó que en la escena del crimen se encontraron células en la vagina de Dalmasso, su vulva, las sábanas y el cinturón de la bata, que se corresponden con el linaje masculino Macarrón. Sin embargo, el centro cordobés no pudo determinar el patrón femenino. Como en la causa sólo está lo trabajado por el Ceprocor, la conclusión será obvia: el linaje de Facundo y todos los demás Macarrón coincidirá con el de Félix, el abuelo, a quien se le sacó sangre originariamente. Y del de Zárate no saldrá nada porque no es del linaje Macarrón. Se podrá argumentar que los patrones genéticos se van a comparar con el que venga del FBI y todo es para ganar tiempo. Jueces, fiscales y genetistas consultados dicen que la diligencia del martes se presta a una sospecha, inverosímil, pero sospecha al fin: que se manipule la sangre de alguno, se realice la extracción y se la termine haciendo coincidir con un estudio que aparezca. En el caso García Belsunce la cuestión llevó a un debate muy duro. Los familiares no quisieron sacarse sangre hasta que estuvieran asentados los patrones genéticos de las muestras encontradas en la escena del crimen. El juez les dio la razón.
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