EL PAíS
• SUBNOTA › FURIA EN LA BONAERENSE POR LA PARTICIPACION FEDERAL
“Como la ocupación francesa en Argelia”
› Por Horacio Cecchi
“Si algo faltaba para que todo se pudriera es que encima nuestro se sienten los federicos.” El comentario de un comisario en actividad de la Bonaerense, en riguroso off the record, señalaba el estado de ánimo en la policía provincial tras la puesta en marcha del Comité de Crisis y el trabajo “mancomunado” con los “federicos”, como se conoce en el ámbito provincial a los uniformados de la Federal. No es novedad la escasa, si no nula, tolerancia existente entre ambas fuerzas. Pero que en el trabajo conjunto del Comité de Crisis, a la Federal le corresponda la dirección de la inteligencia contra el delito en territorio bonaerense llevó la caldera a su punto de ebullición. Algunos creen que la intervención federal se reducirá, en los hechos, a “hacer inteligencia a los nuestros”. Otros, reconocen que será una cuña en la pirámide de cobros sucios, pero prevén que es “pasar el negocio de una mano a otra”. Hay quienes están convencidos, incluso, que desde los sectores más duros habrá respuesta: “Van a tirar algún muerto”.
–¿Otro más? –preguntó Página/12.
–No uno más. Si uno conoce a esta gente, lo que van a tirar es algo muy, pero muy grosero –respondió el comisario.
Desde el punto de vista meramente técnico, los especialistas (del otro lado de la General Paz) reconocen que en las tareas de inteligencia al delito, la Federal cuenta con buena información pero hasta no más allá del primer cinturón del Conurbano. Por cuestiones prácticas y de recelo entre ambos uniformes, la actividad de los sérpicos federales se torna prácticamente imposible más allá. “Hacer inteligencia delictiva es, básicamente, acumular información cotidiana –señaló un experto–. Saber en qué anda una banda, en qué autos se mueve, con quién se conecta, y después hilar datos. Para eso hay que estar en el terreno todo el tiempo.” Y la Federal no lo está, por jurisdicción. “Y porque la Corporación (por los viejos jerarcas de la Maldita Policía) no lo va a permitir –agregó el experto–. Se tirotearían en cada esquina, les tirarían un muerto todos los días.”
Desde la otra perspectiva, voceros del ministro de Seguridad y Justicia de la Nación, Juan José Alvarez, hicieron hincapié en que la colaboración de la Policía Federal no implicará uniformados azules recorriendo las calles provinciales. “Sería un suicidio”, reconocieron. Y agregaron: “Concentrar la información de la actividad delictiva amenaza una de las aristas más queridas por la pirámide recaudatoria. Van a entrar a destabicar dealers, jefes de patotas, cruzando chapas van a saber las comunicaciones que hay entre quién y quién, las conexiones ocultas. Les rompe el esquema recaudatorio”.
Si ese objetivo aparece como una imaginaria llave para desarmar la vieja estructura de los ex jerarcas de la Bonaerense, la contrapartida fue puesta en escena por hombres de la misma fuerza: “Es cierto que se hizo un desastre tras otro, pero darle la inteligencia delictiva a la Federal lo único que va a hacer es cambiar el negocio de manos, de la provincia a más arriba”. “Les van a hacer la vida perra –aseguró un ex comisario con unos cuantos años de actividad en brigadas de investigaciones–. Hasta que los federicos tomen el conocimiento de la calle va a pasar mucho tiempo y van a tener en contra a toda la Corporación. Esto va a ser lo más parecido a la ocupación francesa de Argelia.”
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