Boletas. Cuando todos esperaban que saliera con el sobre en sus manos para ir hacia la urna, José Alperovich se dirigió a las autoridades de mesa: “Faltan boletas”, dijo. Había llegado con una nieta en brazos. Las autoridades de mesa ingresaron al cuarto oscuro y Alperovich esperó. Ingresó nuevamente y al salir se dirigió a un fiscal y volvió a decir: “Faltan boletas”. El fiscal entró con él y revisó las mesas. La tercera fue la vencida. Aunque la guerra de las boletas fue algo que se repitió en varias mesas electorales, lo cierto es que el gobernador no fue tan previsor como para llevar una boleta en sus bolsillos.

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Autos. Cielo nublado y mucho frío fue el clima que dominó la mañana en San Miguel del Tucumán. En las cuadras céntricas el público esperó las horas cercanas al mediodía para acercarse a las escuelas. Para cualquier turista o paseante desprevenido fue imposible conseguir taxi o remise. La totalidad de los autos de alquiler estaban destinados al operativo electoral. El nombre de los punteros o la lista que los contrató se destacaba en el parabrisas de los vehículos. “El oficialismo alquiló seis mil autos”, confió el legislador radical José Cano.

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Comensales. La crisis económica golpeó con fuerza en Tucumán durante 2001 y 2002. En la provincia todavía está vigente la Ley de Emergencia Económica. La ayuda del Ministerio de Desarrollo Social llega de muchas maneras, por ejemplo, abastece a las denominadas cocinas comunitarias. Allí, de lunes a viernes, en las barriadas más necesitadas, las mujeres cocinan las raciones para sus familias. Intermediados por los responsables de esos centros, los alimentos son financiados por la ayuda oficial. En algunos barrios por los que ayer estuvo este diario, excepcionalmente las cocinas comunitarias estaban abiertas. Los comensales fueron la gran cantidad de choferes que estuvieron llevando y trayendo votantes de una escuela a la otra.

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Afluencia. Al mediodía, los analistas electorales se mostraban contentos por la afluencia de público a las urnas. Aseguraban que a esa hora había votado el 30 por ciento del padrón. Nadie puede asegurar si fue porque el día nublado invitaba a la tradicional siesta provinciana o porque las empanadas causaron mayor modorra que la habitual, lo cierto es que una hora y 45 minutos después del cierre de los comicios, en las escuelas todavía había tucumanos haciendo cola frente a las urnas.