EL PAíS • SUBNOTA
Algunos festejan el triunfo de Schiaretti en Córdoba y otros subrayan que llega debilitado. El triunfo de Binner no es visto como una amenaza.
› Por Diego Schurman
Si bien Néstor Kirchner optó por el silencio, fuentes oficiales festejaron el triunfo de Juan Schiaretti y buscaron capitalizar la victoria de Hermes Binner, asegurando que nunca se puso en la vereda de enfrente del proyecto nacional. La alegría caía de madura al conocerse la suerte del ahora gobernador electo de Córdoba, quien se presentó ayer mismo como el jefe de campaña de Cristina Kirchner en el distrito. En cambio, resulta llamativa respecto del mandatario electo de Santa Fe, quien si bien no confrontó con la Casa Rosada ya dijo que vería con buenos ojos que un socialista como él, el comprovinciano Rubén Giustiniani, sea el acompañante de Elisa Carrió en la fórmula presidencial.
Kirchner esquivó ayer una definición sobre los comicios del domingo, en el que se eligieron gobernadores en dos de las provincias más populosas del país. El Presidente participó de un acto de ampliación de la planta Aluar, en la ciudad chubutense de Puerto Madryn, en la que se limitó a bregar por la reelección del mandatario local Mario Das Neves.
Los voceros oficiales consultados por este diario hicieron lecturas disímiles respecto de la acotada victoria de Schiaretti, quien le sacó 1,2 punto de ventaja a su competidor inmediato, Luis Juez. Habrá que entender esas miradas en el marco de la interna oficial. Schiaretti está formateado en el cavallismo y es vicegobernador de José Manuel de la Sota. Recibió el apoyo de la Casa Rosada sobre el final de la campaña y con él han trabajado denodadamente el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Este último estuvo ayer en el escenario donde el gobernador electo ofreció su conferencia de prensa.
Con Juez se había alineado la vertiente oficialista que pregona la transversalidad, en la que se encuentra Alberto Fernández. El jefe de Gabinete habló ayer con el intendente cordobés para que atemperara los ánimos, ya que estuvo a los cuatro vientos denunciando que le habían “robado” la elección.
“Hubo retraso en el conteo, pero eso no es de por sí una prueba de fraude”, evaluaron voceros de la Casa Rosada, algo que no compartieron dirigentes de los movimientos sociales que salieron a bancar las denuncias de Juez, como fueron los casos de Edgardo Depetri y Humberto Tumini.
Algunos kirchneristas que apoyaron a Juez destacaron la mitad llena de la botella: consideraron que el buen resultado del intendente debilita a De la Sota, ya que Schiaretti asumirá con un poder recortado.
La alianza con De la Sota fue para Kirchner una necesidad. No quería arriesgarse a perder en otro distrito clave, como ya había sucedido con la Capital y ahora también con Santa Fe. El Presidente nunca habló maravillas del gobernador cordobés –quien en el 2003 jugó con Menem– y éste tampoco se mostró como un fan kirchnerista. A tal punto, que hace apenas una semana dijo que le hubiese gustado que Cristina llevara en la fórmula a un peronista y no al radical Julio Cobos.
Un hecho incontrastable sobre ese vínculo: Binner fue felicitado por Kirchner. A Schiaretti no lo llamó el Presidente sino su ministro del Interior, Aníbal Fernández. En tren de especulaciones, los impulsores de la transversalidad están convencidos que De la Sota alentó la candidatura del radical Mario Negri, cuyos votos –dicen–, de no haber participado, hubiesen ido hacia Juez.
En Santa Fe el Gobierno jugó sus fichas con Rafael Bielsa y se percató de que la estructura del PJ ya no alcanza para asegurar una victoria, y mucho menos ahora que en la provincia ya no rige la Ley de Lemas. De todos modos, la Casa Rosada no leyó el triunfo de Binner, el primer socialista en alcanzar una gobernación, como una derrota. Incluso se preocuparon por difundir el apoyo a Cristina que realizó el subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Rosario, Juan Giani. Una forzada manera de decir que esa comuna, a cargo del socialista Miguel Lifschitz, juega con Kirchner. Binner ha sido esquivo en esto de hablar de octubre. Pero ayer le insistieron tanto que no dejó de hacer una observación. Dijo que le gustaría que Carrió lleve a Giustiniani como candidato a vice. No fue música para los oídos kirchneristas.
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