EL PAíS • SUBNOTA
El hijo de Jorge Julio López dio una conferencia de prensa improvisada en la puerta de la casa del testigo desaparecido. Dijo que sigue confiando en la Justicia. El secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, llamó a la familia en nombre del Presidente.
“Tenemos bronca, impotencia y mucha tristeza.” Ruben López habló en la puerta de su casa, en La Plata, a un año de que su padre, Julio López, fuera visto por última vez. “Después de un año que no tenemos información, que no hay nada, no puedo descartar cualquiera de las posibilidades”, respondió tapado por los medios que esperaban desde temprano una declaración. Hasta hoy, no hay ninguna pista concreta sobre lo que sucedió con el testigo más importante del juicio contra el represor Miguel Etchecolatz. El hijo mayor del albañil reconoció que “el propio juez (Arnaldo) Corazza dijo que no está conforme con la investigación, que es un fracaso porque no lo encontraron”. Sin embargo, aseguró que eso “no quiere decir que no están haciendo cosas” para lograrlo. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se comunicó con la familia de López en nombre del presidente Néstor Kirchner, para decirles que estaba al tanto de todo y que seguía al frente de la investigación porque él “no se olvida”.
La guardia periodística se montó a partir de las siete de la mañana. Irene, la mujer de Julio, se pasó el día llorando, estaba pálida por la tristeza y la presión. Finalmente salió Ruben y bajo la lluvia accedió a hablar con los medios. “Los muchachos que tienen a mi viejo, sea quien fuere, les digo que mi viejo tiene que estar acá, con mi vieja, que está destruida”, suplicó Ruben. En la conferencia de prensa improvisada en Los Hornos explicó que no puede “confirmar ni desmentir ninguna hipótesis” y que no iba a hablar “del tema judicial específicamente”, del que se encarga su abogado, Alfredo Gascón Cotti.
Los movileros le preguntaron sobre la posibilidad de que su padre no sea encontrado con vida: “Desde el corazón, yo quiero que esté vivo, pero no puedo ser hipócrita, no puedo descartar cualquiera de las posibilidades”. Aunque hasta el momento no hay señales que indiquen el posible paradero del testigo, Ruben aseguró que hay “montones de investigaciones que se están llevando a cabo, que por ahí no se saben o no se conocen porque no tienen que salir por los medios”.
La familia mantiene bajo perfil e intenta evitar las declaraciones directas a la prensa. Página/12 publicó el domingo una entrevista con la mujer y Ruben, pero los López prefieren comunicarse a través de cartas públicas. “Les pido que comprendan que no teníamos muchas ganas de hablar, pónganse en mi lugar”, les reclamó el hijo del testigo ayer a los periodistas. De las tres cartas que se emitieron, el presidente Kirchner respondió públicamente las dos primeras y se reunió con ellos en una ocasión. La última, conocida el 5 de septiembre, estaba dirigida a él: “Confiamos en usted, recordamos sus palabras y el compromiso personal en la búsqueda, sabemos que le preocupa el tema. Usted ha dicho públicamente que la desaparición de Tito lo hizo ‘tomar con claridad la dimensión de la responsabilidad’ que le toca, la cual asume y no la esquiva ‘bajo ningún concepto’”. Esta vez no obtuvieron una respuesta como en las anteriores, pero a través del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, el Presidente les hizo saber ayer que “no se olvida” de López y que está al tanto de la marcha de la investigación. Además, Ruben confirmó que tiene contacto directo con funcionarios bonaerenses y que el secretario de Derechos Humanos de la provincia, Edgardo Binstock, “todos los meses” se comunica con ellos. “Estamos en democracia y mi viejo está desaparecido. No nos lo podemos permitir como sociedad”, criticó.
La familia decidió no estar presente en ninguna de las manifestaciones que se realizaron ayer. “Mi vieja –explicó Ruben– no participa de marchas, no participa de la actividad política. Lo único que quiere es justicia, la misma que yo en representación de mi familia estoy pidiendo hoy. Sigo confiando en la Justicia y en el Estado, no tengo otra opción.”
La causa, que está en manos del juez Corazza, ya lleva 30 mil fojas en 88 cuerpos y tiene tres pistas centrales que se complementan. La principal investiga a Oscar Chicano, un ex secretario privado de Etchecolatz que habría realizado una tarea de inteligencia días antes de la desaparición. La aportada por un periodista de la agencia alemana de noticias DPA en la que López habría sido asesinado el 18 de septiembre de 2006 y la que sigue una vinculación con el ex capellán de la policía bonaerense, Christian von Wernich, actualmente enjuiciado por el mismo tribunal que condenó a Etchecolatz. El principal interrogante lo plantearon los familiares en la carta: “¿Cómo puede ser, señor Presidente, que ningún organismo del Estado encuentre a los responsables, a pesar de todo lo que sabemos que se hizo y se está haciendo?”.
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