En un informe fechado el 21 de marzo de 1984, la embajada norteamericana describió las relaciones del recién asumido gobierno de Raúl Alfonsín y las Fuerzas Armadas. A continuación, citas textuales extractadas de ese documento.
- “La mayoría de los oficiales estuvieron implicados en algún grado en la lucha por suprimir la subversión incluyendo sus aspectos violentos. La política deliberada de las Fuerzas Armadas durante el pico de la lucha (1975-1978) era para asegurarse que gran parte del cuerpo de oficiales y de noncoms (no comisionados) participaran de las operaciones antisubversivas. Según una fuente que estaba muy cerca de los que tomaban las decisiones en aquel entonces, el objetivo era doble: prevenir la emergencia de un cuerpo de elite de soldados con experiencia de combate, y comprometer a toda la institución en métodos que subsecuentemente serían cuestionados.”
- “Las relaciones entre Alfonsín y las Fuerzas Armadas parecen ser mejores que las predichas por los malos augurios de la preinaguración, pero están lejos de carecer de problemas. Los servicios armados parecen aceptar el principio del liderazgo presidencial y Alfonsín reconoce la necesidad de cautela en intervenir en asuntos militares si quiere evitar minar esa aceptación”.
- “Algunos militares temían vastos retiros, incluso los que desestimaban la propaganda derechista que sostenía que Alfonsín es un instrumento de la izquierda tenían reservas de que éste sería capaz de controlar los elementos más radicales de su movimiento. En breve, los militares se preparaban a ser sitiados. Se nos ha informado que muchos oficiales están preocupados por el curso de las investigaciones llevadas a cabo por jueces, la comisión presidencial sobre personas desaparecidas (la Comisión Sabato). Pocos observadores esperan que muchos sean encontrados culpables de tortura y asesinato, debido a la falta de evidencia.”
- “La primera muestra de efervescencia militar bajo Alfonsín debido a esto sucedió en enero cuando el comandante del Quinto Cuerpo, el general Aguado Benítez, defendió al notorio violador de derechos humanos, el general retirado Ramón Camps. A Aguado Benítez de le llamó la atención pero no fue removido del comando.”