EL PAíS • SUBNOTA › HECTOR RECALDE, EL DENUNCIANTE
› Por Miguel Jorquera
Su teléfono no paraba de sonar para pedirle entrevistas y recibir felicitaciones por haber denunciado un intento de soborno millonario. Diputados de diferentes bloques se acercaban para saludarlo en pleno recinto. Héctor Recalde era ayer el centro de todas las miradas, pero no quería abandonar su banca para votar a favor de los proyectos laborales que debatía la Cámara baja. Uno –de su autoría– que establece la categoría del testigo protegido en los juicios laborales, y el otro sobre pasantías universitarias y técnicas en las que se fija el pago del salario básico del convenio colectivo de la compañía que las contrata. Sólo después de que las iniciativas tuvieron media sanción, el diputado kirchnerista y abogado de la CGT accedió a levantarse de su banca y dialogar sobre las novedades de la causa con un reducido grupo de periodistas, entre ellos el de Página/12.
–Hablé con el ministro (Jorge) Taiana porque a principios de diciembre va a venir una delegación de la Organización de Desarrollo Económico, que tiene que ver con la lucha contra la corrupción. Una empresa que está salpicada con esto del soborno es Accor, una compañía multinacional de capital francés. Que esta empresa vea qué está pasando con la corrupción de su filial en la Argentina, en un país periférico como el nuestro.
–¿Esto significaría algún pedido de juzgamiento en Francia, donde las penas sobre hechos de corrupción económica son mucho más graves?
–Recién empezamos a investigar de qué se trata y qué posibilidades tenemos de ampliar el frente de pelea para transparentar las relaciones comerciales de las empresas multinacionales con filiales en nuestro país. Ahí vamos a tener el respaldo de la Cancillería.
–¿Cree que el proyecto de ley de tickets se va a tratar perentoriamente?
–Una cosa es el delito, otra cosa es el proceso de formación de leyes que lleva su tiempo, ayer dictaminamos. Cada diputado expresará su opinión con libertad, de acuerdo a su leal saber y entender. La Comisión de Labor Parlamentaria decidirá la oportunidad para tratar el proyecto; por supuesto cuando uno es autor de una ley quiere que se trate, pero respeto los tiempos.
–¿Antes de fin de año?
–Si es posible, antes de fin de año. Sólo Francis Fukuyama decía que la historia tiene fin.
–Usted presentó el proyecto en marzo, ¿por qué tuvo tantas demoras?
–Consultamos a seis entidades: Colegio Público de Abogados, Asociación de Abogados de Buenos Aires, Asociación Argentina de Derecho del Trabajo, Asociación de Abogados Laboralistas, Sociedad Argentina de Estudios Laborales y la Asociación de Magistrados Nacionales. Todos, con los distintos aspectos que caracterizan los distintos dictámenes, fueron ratificatorios de la línea direccional del proyecto.
–¿El intento de soborno fue decisivo para que este proyecto avance y se apruebe?
–No, no. Ya veníamos trabajando en esto, había mucho consenso y no hacía falta que suceda eso. Yo postergué el dictamen hace quince días, en dos oportunidades. Una vez usé la excusa de “buscar más información” con todos los diputados pero para tener más tiempo para corroborar la presunción de soborno y grabarla sin apresurar los tiempos.
–¿Pero también hay un paquete de proyectos laborales frenados en el Senado?
–Esto es la Cámara de Diputados. Soy un diputado de la Nación, respeto los tiempos de la Cámara de Diputados.
–¿Y los tiempos del Senado?
–También. Los senadores sabrán cuál es el sentido de la oportunidad. Sé que la CGT se quejó en la demora de los tratamientos, pero eso había que preguntárselo a (Hugo) Moyano.
–¿Usted va a hablar con los senadores? Porque podrían quedar bajo sospecha después de esta denuncia de soborno.
–No me atosiguéis, todavía no se votó en Diputados y no sé cuál va a ser el resultado.
–Según Alberto Balestrini había posibilidades de tratar ya mismo el proyecto.
–Ah, buena noticia. Pero estamos con tanto trabajo, con la Ley de Presupuesto. Lo aplaudo a Balestrini por su intención, pero me parece difícil que sea ya.
–El juez de la causa habría dictado la detención de algunos de los directivos de la empresa que aparece en los ofrecimientos de sobornos.
–No conozco. Pero hubo un episodio hoy que habría que investigar: la Justicia fue a allanar las oficinas de un estudio jurídico, los engañaron a los funcionarios judiciales desviándolos de donde era el despacho donde se iban a producir los secuestros. Cuando advirtieron el engaño, llegaron al despacho y ya se habían llevado todo.
–¿Es la primera vez que intentaron sobornarlo?
–A mí no me intentaron sobornar nunca. Es muy violento rechazar un soborno y no denunciarlo, es una situación de impotencia. No llegaron a hacerlo porque siempre los recibí con testigos, tanto es así que Santiago Lynch en la grabación presentada ante la Justicia dice “nunca pudimos hablar porque siempre había como diez personas”. Yo vengo denunciando que los tickets huelen a podrido. Tengo un libro escrito que se llama Un caso judicial, planteé la inconstitucionalidad y la ganamos. Es una historia larguísima.
–¿Cree que de acá a fin de año esta ley va a salir sin sobresaltos?
–Yo quiero que sea ley. Porque para un padre no hay nada mejor que una criatura y con esto hago un homenaje a mi hijo Mariano Recalde, que puso el cuerpo en todo esto.
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