EL PAíS • SUBNOTA › OPINION
› Por David Cufré
“La desregulación es innegociable. Fue una promesa de campaña y la vamos a cumplir. No queremos más gente cautiva. Hasta los propios trabajadores vienen y me dicen en voz baja que le meta para adelante, que ellos no quieren estar más en esa obra social”, decía anteanoche Mauricio Macri en el programa de Joaquín Morales Solá en TN. El jefe de Gobierno defendió con uñas y dientes la intervención de la Obsba con esos dos argumentos de base principista: había sido una promesa al electorado y, sobre todo, es indispensable resguardar el derecho de los empleados municipales a elegir adónde atenderse. “Cómo los vamos a mantener cautivos”, insistía Macri, buscando convencer. Desregulación, libre mercado, opciones múltiples son ideas que la derecha sabe vender. Las presenta como un ideal de igualdad, de fluidez, de flexibilidad, que permite a ciudadanos y actores económicos manejarse en libertad. Se diría que son señales de una sociedad adulta. La experiencia, la verificación empírica, suelen demostrar que de esa presentación filosófica a su aplicación concreta existe un abismo. En general, la ausencia de reglas termina provocando el efecto contrario al publicitado, al facilitar que aquellos que ostentan una posición de mayor poder le impongan condiciones al resto. En el caso de las obras sociales, la desregulación que promovió Menem en los ’90, junto con los acuerdos con las prepagas para derivarles afiliados, creó chances reales de elección para los trabajadores de mayores ingresos, mientras que a los demás les tocó permanecer en un sistema solidario empobrecido por la fuga de quienes efectuaban los mayores aportes. Los jubilados que se atienden en Obsba difícilmente podrán disfrutar de las ventajas de la libre opción. Las consecuencias palpables de aquellos preceptos de desregulación y “juego libre” terminan siendo muy distintas a lo prometido, al crear o profundizar situaciones de desigualdad. A propósito de jubilados, Macri rescató en este debate tres palabras que también fueron protagonistas el verano pasado: “libre opción” y estar o no “cautivos”. Fue cuando se trató en el Congreso la reforma previsional. En aquel caso, el entonces diputado abrazó una posición exactamente contraria a la que pregona hoy. Su bloque, PRO, fue el único que votó en contra de la ley que terminó con el cautiverio de los afiliados a las AFJP para pasar al régimen de reparto. Ahora se sabe que más de un millón y medio de personas quería elegir el cambio, que su partido intentó bloquear. Y si de promesas se trata, Macri hizo campaña diciendo que no aumentaría el ABL.
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