EL PAíS • SUBNOTA › PROTESTA DE LOS ASAMBLEISTAS DE GUALEGUAYCHU
Asambleístas de Gualeguaychú marcharon desde el Luna Park hasta la sede de Buquebús, en Puerto Madero, donde realizaron una volanteada contra la contaminación de la pastera Botnia y los proyectos de la empresa española Ence y la finlandesa Stora Enzo. “En un primer momento no querían que lleguemos a las puertas de acceso y nos dijeron que nos quedáramos en la vereda de enfrente, sin impedir la circulación de los vehículos”, relató a Página/12 Jorge Fritzler. Los manifestantes habían acordado con las autoridades la entrega de los volantes. Sin embargo, al llegar al cruce de las avenidas Córdoba y Madero, se encontraron con un cordón de cientos de efectivos de la Prefectura Naval que les impidió, en principio, el ingreso a las instalaciones. Desde el Gobierno aseguraron que el objetivo era garantizar el acceso de los turistas a la terminal al igual que la distribución de los panfletos. Después de algunos incidentes, 40 manifestantes fueron autorizados a ingresar.
En un día agobiante de recambio turístico, los miembros de la asamblea ambiental de Gualeguaychú repartieron volantes para concientizar sobre “la contaminación de las pasteras de Uruguay” a las personas que embarcaban hacia Montevideo. La protesta subió la temperatura cuando los encargados de custodiar la terminal les negaron la entrada, pese a que se había consensuado previamente el devenir de la manifestación. Fritzler afirmó a Página/12 que la Prefectura “había recibido órdenes de arriba”. Arriba está el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, que se reunió el lunes con el jefe de esa fuerza de Seguridad para delinear el operativo a seguir.
Fuentes del ministerio le dijeron a este diario que el despliegue de efectivos estuvo “orientado a garantizar que los manifestantes pudieran hacer la protesta, incluyendo el panfleteo, y también que la gente pudiera acceder a los barcos”. Tanto desde la asamblea como desde el Gobierno reconocieron que hubo “forcejeos” pero que no pasaron de “algunos empujones” y que los incidentes “se resolvieron hablando”. “El bien a tutelar era que la gente pudiera ingresar a los barcos y los manifestantes pudieran repartir sus panfletos. Esos dos objetivos se cumplieron”, resumieron voceros de la cartera.
Participaron también en la “folleteada” integrantes de las Asambleas del Pueblo de la Capital Federal, Córdoba y Catamarca, trabajadores del casino flotante, una militante del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, agrupaciones estudiantiles y dirigentes de izquierda, entre los que se encontraban la ex diputada Vilma Ripoll. Además de repartir volantes, anunciaron que el próximo día de recambio turístico, el 31 de enero, realizarán una protesta similar y que el 26 harán “una movida en conjunto por el Día de Acción Global” que convoca el Foro Social Mundial bajo la consigna “otro mundo es posible”.
Los volantes que entregaban a los automovilistas no hablaban sólo sobre Botnia: “El plano muestra que, por su ubicación, el efecto combinado (sobre el medio ambiente) de las tres pasteras abarcará un radio de 100 kilómetros a la redonda, en áreas de Uruguay y Argentina con más de 20 millones de habitantes”, aseveró el asambleísta José Pouler. Durante el tiempo que duró la protesta se produjeron problemas de tránsito en la zona del Bajo porteño, particularmente en las avenidas Madero, Huergo y Alicia Moreau de Justo. Al mismo tiempo, asambleístas de Colón –que levantaron el corte por tiempo indeterminado– manifestaron su apoyo a la medida con bloqueos rotativos en el puente Artigas, que une a esa ciudad entrerriana con la uruguaya de Paysandú. En Gualeguaychú sigue el corte por tiempo indefinido.
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