Lun 12.02.2007

ESCRITO & LEíDO

Sustento al kirchnerismo

› Por José Natanson

Kirchneristas fanáticos, kirchneristas de la primera hora y kirchneristas tardíos, kirchneristas economistas, politólogos o simplemente políticos; kirchneristas sindicalistas, kirchneristas abogados y kirchneristas funcionarios. Todas las variantes del kirchnerismo confluyen en Argentina 2020. Propuestas para profundizar la transformación, el libro compilado por el director de la Escuela Nacional de Gobierno y el líder de los Jóvenes K, Nicolás Trotta, que reúne artículos de diferentes funcionarios nacionales y provinciales más o menos cercanos al Gobierno y que comparten la pertenencia a una generación intermedia, que no es la de los cincuentones que dominan la política pero tampoco la de los jóvenes musculosos de Gran Hermano.

La idea del libro de Trotta es plantear una primera defensa elaborada del gobierno kirchnerista a través de la mirada de dirigentes que, además de conocer bien sus áreas y en algunos casos haberlas estudiado durante años, tienen en sus manos la gestión concreta de la cosa pública, lo que añadiría un plus de experiencia a planteos que de otro modo serían puramente teóricos. Se intentó, también, buscar un cierto enfoque generacional, que dotaría de frescura a la obra.

El resultado no es del todo parejo, pues los artículos oscilan entre la argumentación elaborada y la defensa cerrada. Algunos, como el de Marcelo Saín sobre la seguridad pública, constituyen piezas de debate interesantes, con datos y ejemplos concretos y una mirada sólida que los respalda. Otros, como el de Marcelo Elizondo sobre el lugar de la Argentina en el mundo, no pasan de las expresiones de deseos y las buenas intenciones del deber ser. Hay además algunas omisiones: el artículo de Pablo Lanusse sobre la calidad institucional y el de Alejandro Slokar sobre la Justicia no desarrollan lo suficiente las medidas más discutidas del Gobierno en este aspecto, como la reforma del Consejo de la Magistratura.

Pero lo central es que el libro alude a quiebres históricos. Tanto en el prólogo de Alberto Fernández como en la introducción de Trotta y en los diferentes artículos se encuentra la idea, más o menos explicitada, de que el 25 de mayo de 2003 implicó un antes y un después en la historia argentina, similar a otros años fundamentales, como 1976 o 1983. De acuerdo con los autores, el ascenso de Kirchner marcaría el inicio de un nuevo proyecto nacional, distinto a todos los anteriores.

El argumento, cuya defensa en la introducción de Trotta es buena, sin embargo pasa por alto algo fundamental: que, aun suponiendo que Kirchner sea el iniciador de un nuevo ciclo histórico nacional, popular y progresista, ese ciclo se engarza, de manera compleja y problemática, con experiencias previas. En el campo económico, con las políticas implementadas por Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna. En el tema de los derechos humanos, con las políticas alfonsinistas. Y en el ámbito social, con la lucha de los movimientos sociales y las organizaciones piqueteras. Falta, entonces, una mirada sobre el pasado. Aun si es cierto que, como sugieren los autores, el ascenso de Kirchner al poder implica realmente un quiebre histórico, hasta los kirchneristas más fanáticos deberían reconocer que ni los gobiernos más audaces y progresistas nacen por generación espontánea.

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