Dom 18.09.2011

ESPECIALES • SUBNOTA

Fuera de juego

–Quiero dejar un instante el básquet... Una vez me dijiste... Yo te comenté que tenía la sensación de que había una percepción por parte de la gente con la matemática, diciéndote que yo creo que la gente tiene un rechazo por la matemática y vos me dijiste que no estabas tan seguro de que fuera así. Por ejemplo, en tu caso, me decías que vos creías que había más gente que valoraba las matemáticas porque vos las valorás. ¿Seguís pensando eso?

–Mirá, están los que ya les mostrás un número y arrancan para el otro lado. Que te das cuenta que ya no hay reconciliación. En mi grupo de amigos, en mi curso al menos, con la gente más allegada a mí, nos gustaban más las matemáticas o la contabilidad que hacer sujeto y predicado o saber cuál era el objeto directo. Sin lugar a dudas me gustaba más, además tenía mucha facilidad y cuando volvía a casa después de la escuela, hacía primero lo de matemática porque era lo que me atraía. Lo mismo con mis amigos de ese momento, teníamos todos una cierta facilidad, nos gustaba y hablábamos de eso. La parte de biología en ese momento no me interesa para nada, la historia menos... Viste que uno en la escuela es otra persona de la que termina siendo. Pero la parte de matemáticas a mí me gustó mucho siempre. También creo que el amor por el básquet, la pasión por el básquet, también te acerca a las matemáticas, porque cuánto hay de estadísticas en este deporte, es constante. Yo a los 14 años que tuve mi primera computadora, aprendí Excel haciéndole las estadísticas a mi hermano. Y sacaba promedios y las posiciones y todo eso... Era todo números y me fascinaba.

–Hablame de la Commodore 64...

–Fue el primer intento de computadora. Tuve una Commodore 64, pero era una máquina para jugar. Era como tener ahora una playstation o algo así. Mi primera computadora fue a los 13. Yo venía acá y hacía el reloj de todas las categorías, hacía todas las planillas, porque nos daban 5 pesos para que los chicos vinieran y ayudaran. Yo tenía 11, 12, 13 y ayudaba a entrenar a los chicos de la escuelita que tenían 4 o 5 años. Cada peso que me ahorraba iba a un libro donde ponía todos los billetes uno arriba de otro y cuando llegué a mil lo junté y me compré la computadora.

–¿Te acordás qué computadora te compraste?

–Y... era una 386 con el monitor naranja, dos colores debería tener... (risas). Me acuerdo, un disco rígido así de 40 MB. Son cosas que voy a contarles muy orgulloso a mis hijos cuando tengan 20 años y me van a decir que soy precámbrico, pero va a ser muy divertido.

–¿Cómo te llevás con la tecnología en general?

–Muy bien, me enamora, me enamora... Todo lo nuevo, cada avance... El mismo disco rígido de 40 MB que te mostré hoy, una micro SD tiene un disco rígido que es así de chiquito y tiene 8 GB. Se va miniaturizando todo y lo que te permite hoy la tecnología, si vos hubieras venido de 40 años atrás de la máquina del tiempo dirías “Es mágico”. Y el hecho de que nosotros estemos viviendo un período en el que se progresa tanto en tan poco tiempo y ves tantas novedades... tantas cosas mágicas, me encanta. Y además soy un gran elegido de tener la posibilidad de probarlas, de vivirlo, de tener un iPad cuando salió o una computadora último modelo o blu ray cuando salió, o cosas así que vos decís no puede ser que hagan esto si cuando yo nací no había Internet.

–Cuando yo nací no había televisión...

–Así les va a pasar a mis hijos dentro de 17 años cuando digan yo cuando nací no había “algo”, como decirte electricidad inalámbrica. Entonces, todo nos va delatando en el tiempo y comentarlo como vos cuando no tenías televisión, les voy a contar a mis hijos cuando no tenía Internet.

–Cuando te presentás ante la tecnología y tenés que leer, leés en un iPad... en un Kindle o sea, ¿leés en forma digital o te comprás los libros?

–Desde hace año y medio leo en forma digital. Me parece tanto más cómodo... El único problema que tengo es que no puedo leer en español, porque todavía no hay muchos libros.

–¿Qué leés?

–Ahora estoy leyendo un poco más en inglés... Esa pregunta no se hace (risas). Leo cosas que me recomendás vos, un poco orientado a la ciencia, a la biología, todos los temas evolutivos me interesan mucho. Yo no lo aprendí en la escuela, sabía que estaba el pitecantropus, que somos homo sapiens, pero no sabía, no entendía cómo funcionaba la evolución, cómo de un pez o un monocelular hemos llegado a lo que somos hoy. Jamás me lo hubiera imaginado, pero en los últimos dos años he estado leyendo mucho sobe eso... Y me gusta mucho.

–Si pudieras... ¿harías una carrera?

–Me parece que no.

–Porque no te bancarías tener que asistir a clase...

–Sí, por eso. Sí me gustaría leer más de lo que leo, creo que voy a tener tiempo y muy posiblemente lo haga y por el nombre que me hice, por haber sido una persona popular, tengo la posibilidad de acercarme a gente tan interesante, de la que puedo aprender mucho y eso es un curso acelerado de todo, tanto para hablar de historia, de matemáticas, de biología... Y yo, el hecho de poder tener ese alcance voy a tratar de aprovecharlo y hacer ese curso intensivo de la vida que es más que una universidad.

–Esta es una pregunta que yo escuché hacerla a alguien y yo te la transmito a vos: ¿qué es lo que vos creés que es cierto pero no puede probar.

–Yo te diría que estoy bastante seguro de que no hay nada detrás de la muerte. Que se acaba y que no hay nada, por eso me parece que es tan importante y tiene tanto valor disfrutar la vida que tenemos y aprovecharla, y disfrutarla y vivir y disfrutar de tus seres queridos, porque no viene nada después para mí. Es imposible probarlo, pero estoy bastante convencido de que sea así. Al menos es lo que se me ocurrió en esos 30 segundos que me diste.

–¿Y te lo permitís disfrutar?

–Sí, yo disfruto muchísimo lo que hago. A veces uno entra mucho en decir... A mí me gusta mucho jugar al básquet, amo la NBA porque es lo mejor dentro de lo que a mí me gusta hacer y me digo, no me estoy perdiendo lo mejor, no me estoy perdiendo las vacaciones con mis amigos que después no va a ser lo mismo o los viajes por equis lugares que tanto me interesan. Entonces a veces uno entra en esa dicotomía y también te decís, bueno, la carrera en la NBA hasta cuándo me puede llegar a durar... 37, 38 o 39 como una exageración de mi hermano. Entonces me digo bueno, ya voy a tener tiempo más adelante y mientras tanto disfruto esto que también lo vivo con mucha intensidad, pero a veces uno no sabe bien cuál es la respuesta.

–Me decías al principio que tu vieja no quería que llevaras aros a su casa y tenía miedo de dejarte ir a no sé qué parte porque eras chiquito, ahora ya aceptó después de 20 años de profesionalismo...

–Sí, ya lo aceptó, estuve más o menos 10 de los 16 años de mi carrera con mi madre diciéndome que tire de tres nada más, que no vaya con todos esos grandotes que me voy a lastimar. Esa fue su frase siempre... Después, por qué no estudiás en lugar de jugar al básquet... te golpean, te chocan... pero sí, ya la tengo convencida. Ahora lo del aro era por las plantas, no me dejaba poner un aro en el patio porque le rompía las plantas y tenía el club muy cerca. Y cuando pasé a ser profesional, lo que quería era que terminara el secundario. Y tuve que prometerle bajo juramento eterno que iba a terminar el secundario en La Rioja, que iba a estudiar y todo eso... Y bueno, ninguno de los tres le pudo dar el diploma que tanto soñó tener colgado, pero bueno, le hemos dado otras cosas.

–¿Y los mellizos cuánto te cambiaron la vida?

–Bastante, bastante. Lo que te decía antes de mi competitividad, que me critico tanto, hace que cuando llego a casa y los veo, o te vienen gateando o te empiezan a hacer así para que los levantes, todo empieza a tener un poquito menos de valor. Lo importante son ellos. Este año la derrota contra Memphis, por ejemplo, nadie la esperaba, nos costó asumirla, porque éramos el uno y perdimos con el ocho, pero bueno, al otro día ya estaba en mi casa, a las ocho de la mañana empezaron a llorar, los levanté y ellos no tienen idea de lo que está pasando. Qué Memphis, ellos quieren a su papá que los levante. Y todo esto te da otra noción de lo que es la vida, de lo que uno antes no tenía y yo lo veía a mi hermano enloquecido con su hijo y es distinto...

Nota madre

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