Un hilván común enlaza las tres vidas de Mijail Jodorkovski. Como directivo de las Juventudes Comunistas (el Komsomol) en los ochenta, como banquero en la primera mitad de los noventa y como presidente de la compañía petrolera Yukos desde 1995, el hombre más rico de Rusia hoy dice haberse dedicado siempre a la misma tarea de “ordenar el caos”.
Jodorkovski, de 40 años, esboza una sonrisa pícara al explicar su tentación irresistible: “Si me dejan en un entorno caótico, lo ordeno, y cuando he acabado de ordenarlo me aburro y busco otro objeto del que ocuparme”, afirma como si revelara un placer íntimo o un vicio secreto.
Estamos en las alturas de la nueva sede moscovita de Yukos, un edificio cercano a una estación ferroviaria, que despierta fugaces asociaciones con los rascacielos de Francfort. Abajo, unos impecables agentes (policías y no empleados de un servicio de seguridad) controlan el acceso y con sus camisas azules inmaculadas y sus relucientes placas de identificación en ruso y en inglés parecen la versión moderna de aquellos soldados eslavos que custodiaban el mausoleo de Lenin en la Plaza Roja.
Más allá de este control, la estilística cultivada por Jodorkovski es deportiva, casi desenfadada. Sin escolta, enfundado en unos vaqueros y una camiseta, hace cola para comer en un autoservicio de Helsinki tras una sesión volante del seminario Comité Rusia en Europa (que él subvenciona) o diserta sobre el papel social del empresario en la Escuela de Estudios Políticos de Elena Nemirovskaia en las afueras de Moscú.
Sus planes de futuro intrigan a las elites de Rusia. El magnate asegura que en la etapa que planea iniciar cuando cumpla 45 años no pretende ser presidente del Estado, como muchos sospechan. Jodorkovski dice ver su nuevo reto en la educación, y para afrontarlo ha prometido a la Universidad Humanitaria Estatal de Rusia (UHER) 100 millones de dólares en los próximos 10 años.
En la larga lista de proyectos pedagógicos de Yukos figura la Federación de Educación por Internet, que quiere llegar a formar 250.000 maestros para 2004, la fundación Rusia Abierta, seminarios para periodistas regionales, y la entidad Nueva Civilización, para adaptar a los adolescentes a la sociedad democrática.
En el extranjero, Yukos ha fortalecido su imagen de empresa de nuevo cuño con un millón de dólares de donación a la biblioteca del Congreso de EE.UU.
Tantas son las causas educativas inspiradas por el magnate que algunos se preguntan si Jodorkovski está formando a los ciudadanos de una nueva sociedad civil o a los futuros empleados de su imperio. O ambas cosas a la vez.