ESPECTáCULOS
“En este ‘Gran Hermano’ no hay parodias, hay historias de vida”
La conductora Soledad Silveyra cuenta cómo será, desde el martes, la nueva edición del reality show, cuya presupuesto se redujo.
› Por Emanuel Respighi
La idea inicial de concretar una especie de competencia entre una casa “rica” y otra “pobre” fue prudentemente descartada. La tercera edición argentina del reality show “Gran Hermano” no irá acompañada del subtítulo El compromiso, ni los participantes tendrán jornadas laborales de producción de objetos y alimentos que luego donarán a comedores barriales. Nada de eso. “El nuevo programa estará de acuerdo a la realidad del país, pero simplemente desde los diálogos de los chicos. No queremos que se malinterprete el ciclo”, aclara Soledad Silveyra, que volverá a ser la anfitriona de los nuevos doce valientes. La tercera etapa de “Gran Hermano” continuará con las mismas reglas que sus antecesoras y sólo habrá pequeños cambios. El dato no es casual: en medio de una lucha desenfrenada por el liderazgo del rating con Canal 13, la gerencia de programación de Telefé prefiere no correr riesgos y apostar al éxito seguro. “Gran hermano III” arrancará el próximo martes a las 22 y contará con dos salidas diarias en vivo: una a las 11.30 y la otra a las 23.
Cuando todo hacía indicar que la tercera edición de “Gran Hermano” no tendría lugar en la pantalla de Telefé de este año, el regular desempeño de rating de “Franco Buenaventura, el profe” –que termina este viernes– reflotó la idea de incluirlo en la programación. Así, con tres cámaras nuevas y un equipo de producción más acotado a raíz del bajo presupuesto, “Gran Hermano” intentará recuperar parte del rating promedio que el canal viene perdiendo desde mayo. La actualidad puede medirse mirando el programa de Marcelo Tinelli, que en las últimas emisiones se extiende por casi tres horas, hasta la medianoche, ya que sus puntos de rating son centrales para la lucha del canal.
El rasgo más sobresaliente de las modificaciones está vinculado con el perfil de los participantes. Lejos de buscar las caras bonitas y los “nenes de mamá” que participaron en las dos ediciones anteriores, los doce participantes elegidos son profesionales y actualmente se encuentran con trabajo. El cambio en el criterio casting se debe a la premisa básica que el programa perseguirá este año: conformar un grupo de personas de diferentes características para enriquecer las charlas nocturnas sobre temas de actualidad, en vez de los conocidos diálogos sobre nada. Los productores tienen claro que este año, para atraer al público, es necesario elevar el nivel de los participantes. Por eso aumentaron el promedio de edad de los participantes, que pasó de los 23 años a los 26.
La fachada de la casa, en la que convivirán los doce participantes durante 112 días de encierro, también estará renovada. La sala de relax, la huerta, los perros y la vaca ya no serán de la partida. Pese al hermetismo reinante, se supo que la producción incluiría para esta edición una cama de dos plazas. La idea es que el lecho sea usado por un integrante del sexo masculino y otro del femenino, mediante un sorteo diario que definirá a los afortunados. La idea es institucionalizar el escenario del sexo.
Otro de los cambios es que las pruebas semanales en las que los participantes apostaban parte de su presupuesto fueron eliminadas, aunque habrá juegos y tareas recreativas sorpresa. De esta manera, y a contramano de lo que sucede en el trabajador medio argentino, el presupuesto diario con que contará cada uno de los valientes será de 3 pesos, uno más del que poseían en las dos primeras ediciones. Todo bajo el signo de mejorar las condiciones alimentarias de los participantes y no exponerlos a situaciones límite que echen leña al fuego a la cruzada contra “Gran Hermano” que por estos días encabeza Tamara Paganini (ex concursante).
“Me cuesta comprender la actitud de Tamara”, se defiende Silveyra. “Obviamente que si yo creyera que el programa hace mal, no lo conduciría. Es un error creer que un casting en el que se eligen a sólo 12 personas sea el reflejo de la juventud argentina. Quien realiza este análisis está equivocado. Pero lo que sí se puede decir es que estos chicos pasan porsituaciones similares a las que viven muchos chicos en la sociedad. Acá no hay parodias: hay realidad, historias de vida”, afirma.