Promediando los ‘70, cada vez que los músicos–amigos de Bernardo visitaban Alemania, tenían su casa como pago. “Ponían su caballo en la tranquera adecuada”, se ríe el alemán, que elige una anécdota que vivió con Eduardo Falú para revisitar la época. “Fue en Munich, la capital de la cerveza. Lo llevamos con mi mujer a recorrer bares. En uno había un pequeño escenario y le propuse al dueño que lo dejara tocar. Se animó porque tenía unas cervezas encima. Subió al escenario, se sentó y al primer rasgueo de guitarra logró un silencio total. Los pibes no entendían un carajo, se quedaron mudos para no perderse una nota. Lo vi tocar en otros lugares de Alemania para mil personas y sin micrófono, con un silencio total. Era brillante.” Los Huanca Huá también fueron huéspedes suyos, pero prefiere agregar otra anécdota relacionada con Los Chalchaleros. “Iba por una autopista y veo un gasolero con chapa española, largando un humo tremendo y lleno de maletines y gente. Eran Los Chalchaleros de gira... les grité, pararon, fuimos a tomar un café, estuvieron un tiempo conmigo y terminamos juntos en París. Algunos alemanes se enganchaban con la simpatía de los Chalcha.”