“Hay obras que se parecen al otoño, o que evocan los momentos apagados en los que el día comienza a caer y los ruidos parecen disolverse, o ciertas tardes de invierno en los bosques cuando las voces parecen amortiguadas por la nieve. Entre aquellas obras quiero mencionar las películas de Jacques Tourneur, ese extraño mundo crepuscular, atormentado del desasosiego.” Estas palabras pertenecen al francés Bertrand Tavernier, uno de los tantos admiradores –Martin Scorsese es otro de ellos– queTourneur encontró en otros cineastas. Sin embargo, su obra no tuvo ni la difusión ni el reconocimiento que merece. Contra esa injusticia se rebela el ciclo Los Mundos de Sombras de Jacques Tourneur, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el viernes 13, en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530).
Hijo del pionero del cine francés Maurice Tourneur, Jacques (1904-1977) se formó técnicamente junto a su padre, con quien emigró a Estados Unidos. Contratado por los estudios RKO y bajo la supervisión del productor Val Lewton, Tourneur realizó entre 1942 y 1943 La marca de la pantera y Yo dormí con un fantasma, dos obras maestras del cine fantástico, que más de medio siglo después no han perdido nada de su misterio y sugestión. Su otra obra maestra es Retorno al pasado (1947), cumbre del film noir, un poema nihilista, de luces y sombras. “Uno de los rasgos más importantes de la singular obra de Tourneur –consignaron Tavernier y Jean-Pierre Coursodon en su libro 50 años de cine norteamericano– es la importancia que le concede al sentimiento de inestabilidad, al vértigo y a la duda. Ya sea en films negros o de terror, los personajes están siempre amenazados por un peligro latente, difuso, que es la proyección de sus propias angustias.”
El ciclo arranca hoy con La marca de la pantera (1942), con Simone Simon, un film que admite múltiples lecturas (fantásticas, psicoanalíticas) y que, al mismo tiempo, resiste poéticamente la mera simplificación de las interpretaciones. Mañana va Yo dormí con un fantasma (1943), con Frances Dee, que llega a Haití para descubrir el poder de la magia negra y el vudú. “El mundo nocturno lo invade todo e implica a todo el mundo. Analizar la película no es sino definir sus ambigüedades”, señaló el crítico Robin Wood.
La muestra continúa el martes 10 con Días de gloria (1944), debut cinematográfico de Gregory Peck, como un partisano soviético que defiende la causa aliada contra el invasor nazi. Lo que en plena Segunda Guerra Mundial se consideró un homenaje al heroísmo ruso, sería investigado luego durante la caza de brujas en Hollywood. El miércoles 11 se proyectará Retorno al pasado (1947), con Robert Mitchum, Jane Greer y Kirk Douglas. Los claroscuros imaginados por el fotógrafo Nicholas Musuraca, la presencia brumosa de Mitchum y la virtuosa puesta en escena coinciden a su vez para hacer de esta película todo un paradigma del mejor cine negro.
El jueves 12 es el turno de El expreso de Berlín (1948), con Robert Ryan. “Para Tourneur, Europa es sinónimo de duplicidad. Las apariencias son más engañosas que en ninguna otra parte; los motivos, oscuros; las pasiones, incomprensibles”, apuntó. Michael Henry en Positif. El viernes 13 se veráCita con el demonio(1957), con Dana Andrews. “El descubrimiento de un universo paralelo adquiere el carácter único de rito iniciático, de nacimiento a un orden oculto de las cosas”, señaló Jean-André Fieschi en Cahiers du Cinéma. Finalmente, el sábado 14 se exhibirá Dioses de la guerra y del abismo (1965), con Vincent Price como un nuevo capitán Nemo de las profundidades, amo y señor de un mundo sumergido. Clase “B” absoluta, en la línea del cine de Roger Corman.