Vie 24.01.2003

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA A GILBERTO GIL, MINISTRO DE CULTURA DE BRASIL

“La gente espera mucho y rápido”

El músico bahiano habla desde Francia de los proyectos y las dificultades con que se encuentra la administración del presidente Lula. “Nuestra cultura es nuestra sustancia, el dibujo de nuestra civilización”, dice sobre Brasil.

Por Elsa Fernández Santos
Desde Cannes

El bahiano Gilberto Gil, uno de los músicos más importantes e influyentes de Brasil, es desde el día 1º de enero ministro de Cultura del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Gil fue uno de los protagonistas indiscutibles de la 37ª edición del Mercado Internacional del Disco y la Edición Musical (Midem), que acaba de concluir en Cannes. Afirma que Brasil se enfrenta a un “desafío histórico”. Consciente de las dificultades, asegura que “las miradas reaccionarias vienen de todas partes”. Gil está de gira: estuvo en Cannes, luego viajó a París para aceptar su designación como Caballero de las Artes y las Ciencias, y el fin de semana acompañará a su presidente, Lula da Silva, a Davos. Aquí algunos esperaban que actuara pero dedicó todo su tiempo al ministerio que ahora gestiona. Se entrevistó con su homólogo francés (“Brasil tiene mucha esperanza puesta en Europa”) y con empresarios y promotores musicales reunidos estos días en Cannes (“la cultura es estratégica para Brasil, es su alma, pero no podemos eludir que también es un buen negocio”).
Aparentemente, Gil se desenvuelve solo, sin escolta, sin secretarios, sin asesores, sin jefes de prensa ni intermediarios. Contesta personalmente a las llamadas telefónicas y cita a tres periodistas españoles en el bar de su hotel. Antes se disculpa por su agenda “loca”, por no poder atenderlos más tiempo y uno a uno. Afirma –en perfecto castellano, lo aprendió en la escuela– que sólo puede alegrarse por “la corriente de interés” que despierta el presidente Lula y el nuevo rumbo de su país. “Lula –dice– es un hombre de compromisos serios. Su elección es histórica y es importante poder ayudarlo, estar ahí”. Gil habla de la necesidad de crear un “cuerpo estatal sólido y fuerte” para levantar así el arte, el patrimonio y la cultura brasileña. “Nuestra cultura es nuestra mejor cualidad, está en la gente, es nuestra sustancia, el dibujo de nuestra civilización”.
Asegura que dejará entre paréntesis, al menos en un principio, su carrera musical. Sin embargo, actuará la próxima semana en Brasil y dentro de unas semanas se editará su nuevo disco en vivo, en el que interpreta las canciones de su reciente homenaje a Bob Marley grabado en Jamaica. Dice que desde su nuevo cargo defenderá la diversidad musical (y cultural) de Brasil, la mezcla de blancos, indios y negros. Subraya orgulloso “la conciencia histórica de la juventud brasileña” y le molesta que se insista en los índices de analfabetismo: “Hay muchas formas de analfabetismo, no se puede generalizar”. Al menos musicalmente, los jóvenes brasileños “han sabido inventar el futuro sin abandonar la tradición, desde la tradición”. “Las reacciones a mi llegada fueron positivas, aunque también recibí críticas. “¡Un músico!”, dicen. Otros piensan: ¡Un ministerio para nuestros sueños!”.
“El año pasado estuve actuando en Madrid y Barcelona pero ahora tendré que desactivar gran parte de mi actividad artística. Hay mucho trabajo en el ministerio. Además, hay un consejo de ética de la presidencia de la República de Brasil que examina la compatibilidad del trabajo público con el privado. Podré mantener mi actividad artística, pero menos”. “No fue tan fácil aceptar pero creí que debía hacerlo, quizá tiene que ver con un residuo ideológico del pasado, con un tipo de ideología socialista que existe en mí. Pero también es más que esto. Es un compromiso básico con la condición humana. Es una especie de sacrificio necesario”.
Gil es un hombre muy delgado, dotado de una gestualidad hipnótica. Lleva varios anillos, en uno reluce una esmeralda, en otro un brillante montado en forma de sol. “Cuando uno se dispone a entrar en política debe prepararse, pero sólo en términos psicológicos. Debe preparar su interioridad para tener la suficiente salud personal y pública. Uno debedotarse de un orgullo civil que no tiene que ver necesariamente con un orgullo personal. Uno debe preparar su sentido de la ciudadanía y ponerlo por encima de todo lo demás. La libertad, en un sentido hedonista, no tiene en estos momentos sentido para mí”.
El nuevo ministro de Cultura de Brasil cree que el apoyo de Europa es fundamental para Lula: “Aquí, en Europa, existe una empatía muy importante con lo que ocurre en Brasil, además existen algunos gobiernos de fuerte tradición social que pueden entender y apoyar nuestro proyecto”. Gilberto Gil asegura que ya ha firmado acuerdos de colaboración con Francia, en concreto uno relacionado con el intercambio de tecnología para recuperar el patrimonio arquitectónico de Brasil. “No, con el gobierno español no hemos tenido todavía contacto pero lo haremos, todo el mundo sabe lo importante que es España para cualquier país latinoamericano”.
“Sabemos que no es fácil lo que nos proponemos, que la gente espera mucho y muy rápido de los gobiernos populares. Pero por eso mismo lo primero que estamos inculcando es paciencia y tolerancia, las dificultades serán muchas y necesitamos tiempo para empezar a trabajar bien. El trabajo es grande dentro del país y también fuera de él.”
Gil dice que no se puede señalar a los “enemigos” del proyecto de Lula. “¿Saben? Los enemigos no son propios de este momento político, los enemigos que están ahora siempre han estado ahí. Nuestras posturas son desafiantes y eso siempre supondrá una respuesta de los sectores más conservadores, pero eso no es nuevo. Los enemigos no son claros, pueden estar en cualquier parte. Algunos pueden ver la gestión de Brasil como algo que podría tornarse revolucionario. Esos sectores están en todas partes, en el gobierno, en los partidos, incluido el del presidente, en sectores muy influyentes de la vida empresarial. Están ahí y siempre lo estarán. La mirada reaccionaria está en todas partes, no es fácilmente localizable. Los enemigos son siempre difusos y variados”.

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