Vie 14.02.2003

ESPECTáCULOS  › ENTREVISTA A BRYAN FERRY, A PUNTO DE VOLVER A ACTUAR EN BUENOS AIRES

“Supongo que tengo un estilo interesante”

El músico inglés, ex integrante de Roxy Music y dueño de una carrera irregular pero siempre atrayente, presentará “Frantic” el martes en el Gran Rex. Aquí trata de correr los velos sobre su persona/personaje cool.

› Por Pablo Plotkin

Es bastante habitual escuchar a los músicos extranjeros adular a las ciudades que visitan. Pero algo hace suponer que Bryan Ferry, líder legendario de Roxy Music y paladín del dandismo británico, no miente cuando menciona la “afinidad” que tiene con Buenos Aires. Sobre todo considerando que, en el momento de la entrevista, el hombre está en Río de Janeiro: playa, Carnaval, una ciudad adobada a 40 grados centígrados. No es el escenario ideal para un tipo al que le resulta imposible renunciar a cierto glamour seco, desencantado. Esa forma de charme agridulce que desarrolló a través de su carrera tiene más que ver con Buenos Aires que con Copacabana. “Definitivamente”, se ríe Ferry desde su climatizada habitación de hotel. “Soy mucho más tango que samba.”
Bryan es mucho más tango que samba y también mucho más artista que rockero. De hecho, Sir Ferry (no posee el título, aunque no extrañaría si lo tuviese) es el emblema del hombre renacentista que decide canalizar sus anhelos creativos a través del rock. Un cantante con actitud y estética, obsesionado por las formas más que por los contenidos. Por eso Ferry, que desarrolló durante treinta años una trayectoria solista un tanto irregular, casi no distingue entre canciones propias y ajenas a la hora de diseñar su repertorio. Lo importante es el estilo, el dramatismo. Su primera visita a la Argentina (en Obras Sanitarias, en 1995) ocurrió en un año en que su carrera parecía diluirse: había editado el flojo Mamouna, no acababa de reinventarse como crooner cincuentón, los años de las plumas estaban lejos y todavía no había grabado As time goes by, un disco de versiones de clásicos de los ‘30 que lo alejó de toda pretensión de juventud eterna. Lo interesante de este segundo aterrizaje en Ezeiza es que coincide con la presentación de Frantic, su mejor disco solista en mucho tiempo. Y es un momento extraño: un año atrás reunió a Roxy Music y salió de gira por el mundo. Así es que, relajado y lejos de las grandes encrucijadas, Ferry llega para cantar el próximo martes en el teatro Gran Rex, secundado por una banda de doce músicos entre los que revistan algunos compañeros del período Roxy.
–¿Cuáles fueron las razones de la reunión de Roxy Music?
–En parte dinero, y en parte curiosidad genuina por ver cómo resultaba. A través de los años recibí mucha presión de diferentes personas: los fans, el resto de la banda. Mucha gente diciendo “por favor, hacelo”. Así que finalmente decidí que no había una razón seria para no hacerlo. Y estuvo muy bien. Yo había vuelto a salir de gira con mi Thirties Tour, que había sido muy exitoso. Y la gira con Roxy fue muy excitante. Hicimos como cincuenta shows en diferentes partes del mundo. Ahora estamos mezclando un CD de varios de esos shows que hicimos, y suena muy bien.
–¿Tuvo alguna sensación extraña al enfrentarse de un modo tan patente con el pasado?
–Por momentos. A veces, cuando estás cantando viejas canciones, sentís que nada ha cambiado. En otros momentos sentís que sos otra persona.
–¿Qué lo sedujo de los años ‘30 como para hacer un disco de época?
–Muchas cosas. En los ‘30 se escribieron grandes canciones. Había un florecimiento creativo parecido al Renacimiento en Italia en el siglo XVI. Ahí se encuentra a todos esos fabulosos artistas europeos emigrando a Nueva York. Y de la cruza de la cultura europea y la cultura del jazz surgieron resultados increíbles. Están esas canciones maravillosas de gente como Cole Porter, y otros músicos mucho menos conocidos. Me pareció interesante agarrar un período histórico y hacer canciones de esa época. Muchas de esas canciones todavía hoy suenan grandiosas. Y no sólo fue una gran década para la música. El cine también tuvo su época dorada: algunas de mis películas favoritas de todos los tiempos fueron rodadas entonces. Y también tiene que ver con los europeos emigrando a Nueva York y a California. Es muy interesante cuando algo brota con semejante fuerza y talento.
–Siempre pareció muy interesado en la historia.
–Sí, se puede aprender mucho de la historia. Es fascinante vivir hoy, con toda esta increíble tecnología, pero también es bueno mirar atrás y aprender del pasado.
–A la vez, siempre buscó inspiración en otras formas de arte. ¿Podría haber ejercido otra forma de arte que no fuera la música?
–Cuando terminé la escuela, empecé a estudiar pintura. Ese fue el mundo al que elegí pertenecer, el mundo del arte. Después la música se convirtió en mi interés principal, pero siempre me involucré en diferentes formas del arte. Cada tanto me gusta ir a ver ballet, por ejemplo.
–¿Por qué siempre le gustó cantar canciones de otros?
–Porque creo que hace mi vida más interesante. Me gusta escribir, y de hecho algunos de mis discos favoritos son mis propias canciones, especialmente los primeros discos de Roxy Music. Pero también soy un gran fan de la música de otra gente. Bob Dylan, por ejemplo, cuyas canciones admiro. Particularmente me gusta su primera etapa. No lo sé... Es bueno expandir el horizonte haciendo cosas de otro.
–Es extraño escuchar a un artista decir que sus discos viejos son los mejores. En general suele decirse que el último es el mejor.
–Esos discos de Roxy son especiales porque eran frescos y originales. Después de un tiempo uno se hace un animal de costumbres. Creo que el disco más famoso que hicimos con Roxy, el más exitoso comercialmente, fue el último, Avalon. A pesar de que me gusta ese disco, hay otros que me parecen más interesantes, quizás los más experimentales.
–Su imagen fue y es tan importante como su música. Incluso hay gente que lo señala como “el más cool de los ingleses vivos”. ¿Qué cree de eso?
–Es absolutamente cierto, por supuesto (se ríe). No, es una cosa bastante tonta. Obviamente, lo mío es hacer música, pero hubo mucha gente que, a través del tiempo, encontró algo... Bueno, supongo que tengo estilo, algo interesante en mi manera de vestir y moverme. Creo que gozo de cierta vida, cierta imagen más allá de la música. Es interesante.
–¿Es algo que haya trabajado?
–No. Si trabajás demasiado ese tipo de cosas, se vuelve horrible. No funciona. Sí creo que soy bastante cool, bastante latino. Tengo esa cosa de frío y calor, ¿no? (vuelve a reírse). Soy muy emocional. No sé... Es lindo que la gente diga cosas lindas sobre uno.
–¿Qué piensa de esos artistas de los ‘90 a los que usted influyó mucho, bandas como Suede o Pulp?
–Las primeras veces que escuchamos a bandas que parecían estar imitándonos nos molestó un poco, pero ahora ya no. Todos tienen su propia originalidad. La gente puede tomar pequeñas cosas de lo que uno hace, pero al final del día cada persona es muy distinta. Creo que hay lugar para todos. Por suerte desarrollé una larga carrera, y es bueno ver que gente que está empezando lo vea a uno como una especie de modelo establecido. Es un poco extraño, eso sí, pero de alguna manera es agradable.

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