ESPECTáCULOS
› ADRIAN IAIES PRESENTO EN VIVO SU ULTIMO DISCO ARGENTINO
Un trío que tiene movimiento
El excelente pianista tocó junto a su trío (Arturo Puertas y Fernando Martínez) y Liliana Herrero y Ricardo Cavalli como invitados. La interacción y el swing estuvieron en primer plano.
› Por Diego Fischerman
Adrián Iaies es un muy buen pianista. El trío con el que, durante el pasado fin de semana, presentó su último CD grabado en Argentina es un grupo de gran nivel, en el que la interacción está en primer plano. Y la invitada con la que contaron, la cantante Liliana Herrero, es una de las grandes creadoras de la escena de la canción argentina actual. Eso alcanzaría para dar como resultado un excelente concierto. Pero hubo aún más y ese plus tuvo que ver con lo que es, en todo caso, la verdadera esencia del jazz: la distancia entre un tema y su elaboración y la cuidadosa relación de tensión que allí se establece.
Iaies tocó, junto a Arturo Puertas –un contrabajista de gran musicalidad, sonido profundo y notables cualidades melódicas– y Fernando Martínez –un baterista capaz de convertir su instrumento en mucho más que un mero acompañante rítmico–, tangos y alguna otra cosa, como “Mediterráneo” de Serrat. Es decir, tomó tangos para construir su hipótesis acerca del jazz. El gesto podría ser vacío. Podría tratarse de una simple estratagema comercial para venderse, sobre todo en el exterior. Podría haber alguna clase de forzamiento, de proceso antinatural y de efecto poco musical. Si Iaies tocara un tango y luego le adosara un solo de jazz el resultado sería, seguramente, un fracaso. Pero el acierto del pianista es tocar, desde la misma exposición, el tema a la manera del jazz. Entre esa exposición y los solos no hay fractura y, por el contrario, como sucedió en la genial versión de “Caminito”, todo lo que sucede se genera en esos pocos segundos en que el tema es expuesto por primera vez. De allí salen todos los materiales.
La pregunta, entonces, tendría que ver con cuál es el sentido de que esos temas provengan del tango o de otros géneros ajenos al jazz. Y la respuesta vuelve a remitir a la esencia del jazz, una música donde aquello de lo que se habla –el tema– generalmente no está. O, mejor, está en la memoria. Y allí es donde la utilización de temas que pertenecen al imaginario tanto de IaIaies como de sus oyentes –temas que funcionan, en la memoria de un porteño, mucho mejor que “All the Things You Are” o “Autumn Leaves”–, el grado de variación de las impovisaciones se percibe con mucha mayor claridad. “A Don Agustín Bardi” de Salgán, un magistral “Naranjo en flor”, con Herrero –que como siempre deslumbró con su sentido rítmico y con esa maravillosa manera de ir adelantándose siempre un poco con respecto al acompañamiento– y dos valses del propio IaIaies –con el agregado de un sólido Ricardo Cavalli en saxo– fueron algunos de los puntos altos de un concierto memorable.